Pacto humanitario entre Rusia y Ucrania

Facilitar la exportación de cereales ucranianos y la salida de productos agrícolas y fertilizantes rusos es, en palabras del secretario de la ONU, ‘un alivio para el mundo’

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El 22 de julio Ucrania y Rusia firmaron un pacto con dos objetivos: facilitar la exportación de cereales ucranianos y permitir la salida de productos agrícolas y fertilizantes rusos. Como lo calificó António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, “se trata de un alivio para el mundo”, a lo que yo agregaría, si se cumple.

Menos de 24 horas después, misiles rusos impactaron contra Odesa, uno de los tres puertos protegidos por el acuerdo y cuya responsabilidad aceptó la Cancillería rusa. Una señal, como muchas otras, de la dicotomía diplomática rusa. Como he señalado en otras ocasiones, a Vladímir Putin hay que creerle las amenazas, no así las promesas.

Catalogarlo de “alivio para el mundo” es acertado por la dependencia global de la producción tanto de Ucrania como de Rusia, graneros del mundo, pues entre ambas naciones tan solo en trigo representan el 30% de la producción total. Otros granos básicos son el maíz y la cebada.

La escasez de cereales se acentúa cuando hay sequías en otros países productores y problemas de logística, lo que ha incrementado exponencialmente los precios. Un verdadero problema mundial.

Los silos en Ucrania contienen 22 millones de toneladas de trigo, maíz y otros granos que, de concretarse una línea de exportación segura fuera del mar Negro a sus mercados de destino, el Medio Oriente y África, podría impedir hambre extrema a millones de personas para quienes el alimento básico se ha convertido en inaccesible.

La no materialización de la venta de los granos tendría efectos en los años siguientes, pues, además de la destrucción de infraestructura y logística por el conflicto militar, los agricultores ucranianos carecerían de semilla, dinero y crédito para producir, con las consecuentes dificultades debidas a los incrementos en otros costos, como transporte, logística y fertilizantes.

Pese a lo sucedido en Odesa, el optimismo es aún parte de la ecuación, gracias a las gestiones de las Naciones Unidas y al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, negociadores y garantes de la ejecución del acuerdo.

Serán igualmente vitales los países vecinos en la facilitación de medios alternativos de exportación de cereales, pues en juego está la supervivencia de millones de personas.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga.