Montessori y la creatividad

Uno de los pilares sobre los que el método Montessori se sostiene es el trinomio formado por la imaginación, la creatividad y la educación

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En días pasados, el presidente de la República, Rodrigo Chaves, expresó, en un espacio donde se mencionaba el método Montessori, un comentario muy irrespetuoso para quienes trabajan con este método.

Dijo, palabras más palabras menos, que “es eso que deja a los niños hacer todo lo que les venga en gana”. El 17 de noviembre, Cecilia Cortés Quirós, politóloga, se refirió en la “Página quince” de este medio, al tema en cuestión. El énfasis de su enfoque —muy aclaratorio— plantea cómo este método —y muchos otros semejantes— se ha implementado en otros países y evaluado con éxito en importantes espacios y organizaciones relacionadas con la educación.

En este comentario pretendo enfocar el asunto desde la perspectiva del trinomio imaginación-creatividad-educación,siendo ellouno de los pilares esenciales e ineludibles sobre los que este método se sostiene.

¿Por qué la imaginación? Una de las características que posibilita el desarrollo de la creatividad, propia de los objetivos de una buena educación y factor ineludible en estos momentos históricos, es la importancia que se le da, en primer lugar, a la imaginación.

Fue nada menos que Einstein quien planteó la importancia de la imaginación, en relación con el mundo de las ciencias, pero aplicable a otros espacios del conocimiento. Dijo el sabio: “La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado y la imaginación circunda el mundo”. En iguales términos, Thor Heyerdahl, científico noruego, plantea, desde otro contexto, algo similar: “En el punto donde se detiene la ciencia, empieza la imaginación”.

Otro dato importante. Hace un tiempo se llevó a cabo en Portugal un encuentro titulado “La educación artística: construyendo capacidad creativa para el siglo XXI”, con la participación de alrededor de 1.000 profesores e intelectuales de América Latina, convocados por la Unesco. Uno de los énfasis de la conferencia iba dirigido a la importancia de la imaginación, evaluando este factor como indispensable para una buena educación.

¿Y la creatividad? La creatividad, que implica el ensanchamiento de la imaginación, está presente en todo el quehacer humano. Sabemos que no es nada nuevo, pues desde tiempos ancestrales un ejemplo bastante conocido son los dibujos de las cuevas de Altamira, producto de un acto de creatividad.

Se desarrolla también la creatividad desde el contexto culinario —inventar recetas de cocina— hasta para diseñar, tristemente, armas nucleares. Se necesita también creatividad para afrontar situaciones adversas, para escribir discursos políticos, para educar a los niños y lógicamente para ejercer la creación en todos los campos de las artes.

Rosa Montero, connotada novelista, dice en su novela El peligro de estar cuerda, acerca de la creatividad: “Ya hemos hablado de cómo la creatividad te salva de la angustia, de la disociación, de la zozobra”.

El método al que aludo motiva el ensanchamiento de la mente y del espíritu, factor indispensable para una buena educación. Si se cumple el trinomio imaginación-creatividad-educación, la buena educación será un goce, y los resultados, una satisfacción. Transcribo las palabras del reconocido filósofo Immanuel Kant: “El hombre no es más que lo que la educación hace de él”.

Vivimos en un mundo cambiante, con día a día nuevos experimentos, por lo cual el desarrollo de la creatividad es esencial.

Todo lo anterior para plantear que, contrario a lo expresado por el presidente de la República en su comentario, muy irrespetuoso, como dije, el método tiene valía universal y ha caminado acorde con los difíciles momentos históricos que han marcado el siglo en que vivimos.

amalia.chaverri@gmail.com

La autora es filóloga.