Modesto crecimiento económico en el 2017

Mayoría de los países registran aumentos por debajo de lo proyectado, habría mejora en el 2018.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El crecimiento económico mundial para el 2017 se estima en un 3,6 % y para el 2018 en un 3,7 %, merced a mejoras en inversión, comercio, producción industrial y en la confianza tanto de los oferentes como de los demandantes. Aun así, estos elementos no muestran tendencias de consolidación sólidas y, más bien, en cualquier momento y por cualquier acontecimiento son susceptibles de revertirse.

Las economías de la zona euro, Japón, Rusia, China, Estados Unidos, la India y el Reino Unido colaboraron para el buen desempeño económico global en el primer semestre del 2017. Lo precedente es loable, pero la economía es de contrastes.

En esa línea, persisten inflaciones bajas con guiños deflacionarios, expansiones crediticias que podrían causar un desplome financiero, niveles de endeudamiento público en curso de insostenibilidad por falta de medidas correctivas y un subibaja en las tensiones geopolíticas.

Estados Unidos presentó una debilidad temporal en el consumo, aunque mejoró la inversión en el sector energético. La zona euro y Japón mostraron mejoras en el consumo, la inversión y la demanda externa de exportables. China continuó acrecentando su demanda interna y la India tuvo un menor ritmo en razón de medidas cambiarias y tributarias dadas por las autoridades.

Precios. No se reportan presiones significativas hacia el incremento de precios. En las economías avanzadas, este indicador persiste inferior a las metas de sus respectivas autoridades monetarias. La zona euro ha exhibido un 1 % y en Japón toca valores apenas deflacionarios. Otras economías avanzadas con baja presión en la sección de precios son Australia, Canadá, Dinamarca y Noruega. La excepción es el Reino Unido porque las depreciaciones de la libra han sido transmitidas al sistema de precios.

Las estimaciones para las economías avanzadas apuntan hacia una inflación para el 2017 localizada en un 1,7 % y, prácticamente, este mismo valor para el 2018. En Estados Unidos, se prevé una inflación del 2 % (2018 y 2019), consistente con el objetivo de la Reserva Federal.

En la zona euro, el Banco Central Europeo otea para cada año, de aquí al 2021, una inflación del 2 %. El Reino Unido, mediante el Banco de Inglaterra, calcula que el cierre del 2017 registrará una inflación del 2,6% (recuérdese las depreciaciones mencionadas en párrafos anteriores), debiendo converger al 2 % meta en los próximos años.

Por su parte, para este bienio, las economías emergentes y en vías de desarrollo reflejarán una inflación vecina al 4,5 %. China el año 2017 lo cerrará en un 1,8 %, esperando que a mediano plazo sea un 2,6 %.

Brasil y Rusia arrojan inflaciones a la baja, en razón de una mayor oferta de alimentos, alivianando precios y apreciaciones cambiarias endosadas al sistema de precios. México prevé una inflación del 5,9 %, consecuencia de la liberalización de precios en los combustibles y a la depreciación cambiaria que no tardó en pasarle su efecto al conjunto de precios. El Banco de México tiene claro el propósito de corregir ese indicador, para atraerlo a la banda de tolerancia entre el 2 % y el 4 % a lo largo del 2018.

Perspectivas para las economías avanzadas. El crecimiento de Estados Unidos se estima en un 2,5 % tanto para el 2017 como para el 2018. La zona euro en el 2017 se prevé que reporte un crecimiento del 2,1 % y un 1,9 % en este 2018. Francia habría crecido un 1,6 % en el 2017 y para este 2018 se calcula un 1,8 %.

Las tasas de crecimiento para el 2018 serán un tanto menores para Alemania, Italia, España y el Reino Unido.

Estos resultados, en parte, obedecen a bajas en la productividad, población longeva que tiende a su retiro natural de la actividad productiva, pero que no encuentra reemplazo en las generaciones que le siguen, y, en algunos casos, niveles de endeudamiento público y privado que, eventualmente, pudieran trastocarse en elementos desestabilizadores del desempeño económico.

El Reino Unido reportará un crecimiento del 1,7 %, cuando estén los números del 2017, y se proyecta un 1,5 % en el 2018, básicamente como consecuencia de un modesto desempeño del consumo privado, dado el impacto de la depreciación de la libra sobre los ingresos de los hogares. Japón habrá crecido un 1,5 %, pero en el 2018 lo haría en un 0,7 %.

Economías en desarrollo. El 2017 fue para China un año de crecimiento de apenas un 6,8 % y en el 2018 sería de un 6,5 %. Estos resultados provienen de políticas monetarias expansivas, una mayor inversión pública y, más recientemente, por la intensificación de políticas por el lado de la oferta, enfocadas a promover la producción privada.

El no poco peso de la deuda puede menguar el ímpetu de crecimiento. La India cerraría con un 6,7 % el 2017. El grupo de los Asean – 5 (Association of Southeast Asian Nations; Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam) estará creciendo en promedio un 5 % impulsado, en buena parte, por la demanda externa de China y Europa.

América Latina. La región crecerá un 1,3 % para el ejercicio en curso y un 2,2% en el 2018. Centroamérica y el Caribe presentan adecuados ritmos de crecimiento. México habrá crecido un 2,1 % el año pasado y un 1,9 % en el 2018. Esto a pesar de lo que pueda resultar de las negociaciones comerciales con sus socios norteños.

Brasil se prevé que crezca 0,7 % en el 2017 y un 1,5 % en este 2018. Esto gracias a buenas cosechas y a que los trabajadores pueden retirar una parte de sus indemnizaciones para incentivar el consumo interno.

Argentina crecerá un 2,5 % en el ejercicio del 2017 y el próximo año, como corolario de salarios reales más altos, oxigenando el consumo, la intensificación de la inversión pública y una mayor colocación de exportables.

Chile creció un 1,4 % el año pasado y para el 2018 cerraría con un 2,5 % en virtud de una bonanza en los precios del cobre, la mejora en la confianza local y recortes en las tasas de interés que estimulan planes de inversión.

El consumo privado decreció un 1,1 % como consecuencia de menores facilidades de crédito, fragilidades en el mercado laboral y la persistencia en los niveles de desempleo. El comercio exterior refleja un desempeño modestísimo, acorde con la calma evolución de la economía mundial.

En materia hacendaria, el déficit fiscal promedio exhibió un 3 % y eso mismo para el 2018 (Costa Rica duplica ese dato). El indicador de deuda pública del Gobierno Central entre el producto interno bruto (razón de endeudamiento) lanzó un promedio regional del 37 % en el 2016 y en los primeros meses del 2017 (para Costa Rica 45 %). Entre los más altos están Jamaica con 121 % y Brasil con 71 %; y, entre los menores, están Paraguay, Chile y Perú con 21 %.

Otro indicador es la razón de pago de intereses entre el producto interno bruto. El promedio se estimó en el 2,2 %. Entre los más altos están Brasil con un 5,3 % y Costa Rica, un 3,3%; y, entre los más bajos, Chile y Haití con un 1 %.

Eventos recientes. Merece atención los alcances de la implementación de la reforma fiscal en Estados Unidos. Suponiendo que esas reformas atraigan las esperadas inversiones, el dólar tenderá a apreciarse y, a la larga, en su defensa, presione una subida de tasas. Otro acontecimiento es cómo se perfilarán las relaciones económicas del Reino Unido en la etapa posbrexit.

Los bancos de la zona euro han limpiado sus balances y asignaron recursos para el sector privado no financiero. Aún permanece una masa de créditos no rentables equivalentes a un 6 % de las operaciones de esa zona (solo Italia carga con una relación del 30 %). Esto les resta capacidad para generar utilidades, ante lo cual: primero, se prevé que a partir del 2019 las utilidades empiecen a estabilizarse; segundo, menores rentabilidades les impide levantar reservas para eventualidades; y, tercero, se les complica ir a captar recursos a los mercados financieros, dada una percepción no del todo favorable de los inversionistas.

La Reserva Federal aumentó un cuarto de punto sus tasas de referencia, y las ubicó entre un 1,25 % y un 1,50 % (anteriormente, entre el 1 % y el 1,25 %). Uno de los fundamentos para esta decisión fue el menor desempleo previsto para el 2018, de 3,9 % (cfr. 4,1 % en el 2017), que, a su vez, podría, gracias a la estabilidad de los ingresos a favor de las familias trabajadoras, impulsar un tanto más el consumo, conllevando a corto plazo atisbos inflacionarios.

La medida adoptada por la Reserva le endosa a la economía costarricense un incremento de las tasas de interés en dólares. Esto significa que el costo de financiarse en tal moneda, tanto local como internacionalmente, representará un mayor costo financiero.

Consecuentemente, la tasa Prime Rate ya pasó del 4,25 % al 4,50 %. En el ámbito hacendario se valora concretar una emisión de instrumentos para arrimarle recursos al fisco (por unos $1.500 millones).

La falta de medidas contundentes tendientes a corregir las finanzas públicas no está siendo bien vista por potenciales acreedores ni por las calificadoras de riesgo. Esto atiza una mayor prima por riesgo del país y encarece el endeudamiento.

De esta manera, continúa comprometiéndose la estabilidad macroeconómica de Costa Rica, un reto para el próximo gobierno.

mazuga5@gmail.com

El autor es economista.