Máxima prioridad

El quid de la cuestión es acertar en la próxima reforma educativa

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Escoger el tema de la columna del 31 de diciembre no es sencillo. Por ello, elegí la educación y cómo convertirla en máxima prioridad. Dos reflexiones me ayudaron: un discurso de Tony Blair de 1997, a quien cuando le preguntaron sobre las prioridades de su gobierno respondió “educación, educación, educación”, y el comentario reciente del presidente de la Asamblea Legislativa, Rodrigo Arias, que destacó la pérdida de las “luces largas” en la política.

También, tomé en cuenta los resultados del “IX Informe Estado de la Educasión” y ver a la Contraloría General de la República pedir a la ministra Anna Katharina Müller el contenido de la Ruta de la Educación, que además debe ser actualizada, mucho más allá de lo que anticipó Andreas Schleicher, director de Educación de la OCDE en el 2012, con una perspectiva más innovadora hoy, 12 años después.

Enfrentamos demandas mucho más elaboradas que Google (2012), con la inteligencia artificial (ChatGPT y sus múltiples versiones según el proveedor), y debemos preguntarnos cuál es el sistema educativo por el que debemos apostar.

Hay referencias importantes y casos de éxito, como el de Finlandia, donde los educadores desempeñan un papel central, pero también está el de Singapur, un país del tamaño de Alajuela convertido en referente en matemáticas y ciencias, materias estratégicas para las futuras áreas ganadoras conocidas como las STEM, y ejemplos contrarios de países que fueron modelos y se están quedando atrás.

Debemos reconocer que el estudio de los contenidos es parte de la cultura mínima para aprender de los errores y aciertos, pero las lecciones aprendidas nos señalan que también hay que trabajar en las habilidades blandas, indispensables para el trabajo, la creatividad, el pensamiento crítico en las soluciones; en enseñar la importancia del aprendizaje continuo, pero, sobre todo, en la importancia de los valores y la ética que nos regirá como seres humanos.

Aquí no se trata de hacer un plan a la ligera. Se requieren mentes brillantes, que las hay, a quienes con humildad se debe pedir consejo. En siglos pasados, fuimos grandes apostando por la educación como el gran movilizador social, ahora se trata de la misma apuesta, pero el quid de la cuestión es acertar en la próxima reforma educativa.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga, miembro del Advisory Board del Wilson Center en asuntos para América Latina.