1 Listas. La historia humana ha sido pródiga en listas. Simplifican, estructuran, jerarquizan, focalizan y estimulan la memoria. Del lado bíblico, están los diez mandamientos; luego vinieron los siete pecados capitales. En la contemporaneidad digital, un sitio basura como buzzfed.com ha prosperado revelando “21 cenas simples para preparar en una sola cacerola” o “16 canciones que bailamos hace 10 años”.
El martes, José Ricardo Sánchez, viceministro de Juventud, publicó la suya, de “mujeres pioneras” en nuestra historia. Si quería hacer ruido, tuvo éxito, no por las que incluyó, sino por las que dejó fuera, empezando por la primera presidenta de la República, las de la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema, la primera rectora universitaria, la primera jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y –si queremos deportes–la primera tica en anotar un gol mundialista.
¿Ignorancia, arrogancia, mezquindad, provocación? He aquí cuatro insumos para otra lista.
2. Obstrucción. Cuando, en esta época de emergencia fiscal, alguien en la Asamblea Legislativa se refiere a “la” comisión, hay que pensar en Hacendarios. Y cuando, dentro o fuera de ella, se habla de obstrucción, aparecen dos nombres: la socialcristiana Rosibel Ramos (su presidenta) y el libertario Otto Guevara.
Sumergidos en sus trincheras, ambos se han convertido en los torpederos profesionales contra todo esfuerzo por lograr acuerdos que permitan avanzar hacia la solución de un problema que, si no se frena, nos precipitará en una crisis. No extraña que, ante la virtual implosión de su partido, Guevara se haya convertido en un francotirador, pero sorprende que el PUSC, con aspiraciones y recargado tras las elecciones municipales, haya evolucionado hacia tácticas que podrán explotar en su rostro… y el de todos.
3. Festival. Con aroma de entusiastas y jóvenes multitudes, ayer comenzó y mañana terminará la sexta edición del Festival Internacional de Diseño (FID). Surgido desde una virtual “nada” financiera, ha derivado en un “todo” de iniciativas y talentos, gracias a una suma de compromiso individual, ímpetu creativo, sólida organización y clara visión. Es un caso digno de estudio y emulación sobre gestión cultural para nuestro tiempo.
(*) Eduardo Ulibarri es periodista, profesor universitario y diplomático. Consultor en análisis sociopolítico y estrategias de comunicación. Exembajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas (2010-2014).