La oportunidad de trascender

La crisis, a pesar de su aparente sesgo negativo, nos mueve y nos induce a buscar una respuesta positiva

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Como seres vivos, nuestra función en la vida es sobrevivir y reproducirnos. Fue Darwin quien nos advirtió de que la supervivencia corresponde al más apto en su entorno, y de eso se trata la selección natural.

Los individuos que mejor se adaptan a las circunstancias que viven son los que tienen más expectativas de sobrevivir. Sobrevivir, en épocas primitivas, consistía en encontrar la manera de defenderse de los depredadores y saber encontrar los alimentos para la subsistencia. Los más fuertes, más hábiles y más creativos comenzaron a destacarse en los grupos de los seres primitivos. No solo resolvían con astucia los problemas: su curiosidad los llevaba a descubrir nuevas soluciones.

De eso se trata la evolución. Esos personajes, que se destacaban por su ejemplo y enseñanzas, son la base de los conocimientos que fueron sumando las generaciones posteriores. La historia reconoce la labor de estos hombres y mujeres que transmitieron y compartieron su saber a sus semejantes. Trascendieron desde el momento en que se les recuerda con gratitud y afecto.

Pero nadie tuvo la sabiduría necesaria para prevenirnos contra la inesperada pandemia, ni cuál debería ser nuestra manera de adaptarnos a esta crisis.

La palabra crisis, en chino, se representa con el doble significado de conflicto y oportunidad. La crisis, entonces, a pesar de su aparente sesgo negativo, nos mueve y nos induce a buscar una respuesta positiva.

Por causa de la pandemia, hemos descubierto que no somos seres aislados en el mundo, sino que, más allá de la burbuja social de nuestro entorno, existe el espacio de todos los seres humanos de la tierra, que ahora están sufriendo nuestra misma crisis.

Vale la pena recordar, ahora, a aquellos que en su tiempo compartieron y transmitieron sus conocimientos y afectos, logrando así que el mundo fuera cada vez mejor. Cada uno de nosotros puede convertirse, por un momento y más modestamente, en aquellos que buscaban respuestas positivas en las crisis.

Ya no es la trascendencia de los sabios, sino de los simples mortales que trascienden con sus actos de solidaridad, generosidad y altruismo. No es difícil encontrar en nuestro entorno la persona necesitada de lo que podemos ofrecer.

Trascender, ahora, es acercarnos al amigo que teníamos olvidado y que agradece nuestro recuerdo; es explicar a los más pequeños que estamos viviendo una irrealidad pasajera; es descubrir la utilidad que tiene, para los demás, el objeto que no necesitamos. Trascender es aprender a expresar con los ojos la sonrisa que oculta el barbijo.

Nuestra función en la vida es, en estos difíciles momentos, sobrevivir, reproducirnos y trascender.

jorgegrane@gmail.com

El autor es arquitecto.