La libertad no avanza en Argentina

Algo que mi profesora de Historia me enseñó es que, en tiempos críticos, un país es más propenso a los extremos

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Hace poco terminé el Bachillerato Internacional y mis estudios de secundaria. Si algo aprendí de mis lecciones de Historia, es cómo el ascenso de líderes autoritarios y populistas se manifiesta en medio de crisis sociales, económicas o políticas.

El triunfo de Milei, en lugar de dejarme un sabor amargo y provocar tristeza por los argentinos, me lleva a una reflexión que quiero compartir. Es un extremista, negacionista del cambio climático, misógino, homófobo y fanático, que rechaza los servicios básicos del Estado de derecho e incluso cuestiona los crímenes de lesa humanidad durante el Plan Cóndor y las dictaduras de 1976 a 1983.

Considero que es un político extremadamente peligroso y, desde mi perspectiva, podría convertirse en un dictador potencial. La aparición de Milei no es casual. Algo que mi profesora de Historia me enseñó es que, en tiempos críticos, un país es más propenso a los extremos. Y eso ocurrió en Argentina. La elevada inflación y la crisis económica generaron frustración en muchas personas con el sistema actual.

¿Qué nos dice esto? Que la victoria de Milei era casi inevitable debido al intenso descontento argentino causado por el precario estado económico y, en mayor medida, por la gestión del gobierno en esta área.

Esto me lleva a mi primera lección: el autoritarismo surge por el mal manejo y descuido de la democracia. Aunque pueda parecer lógico, ¿por qué estas situaciones se repiten?

Desde la época de Juan Domingo Perón, Argentina ha sufrido un fenómeno inflacionario peculiar, según lo planteado por el historiador argentino Felipe Pigna. Más de 70 años después, esta problemática no solo no se ha resuelto, sino que el país, a pesar de la democratización en 1983, no ha encontrado una solución a la crisis económica.

Esto ha afectado la democracia, ya que la negligencia en este ámbito ha allanado el camino para la antidemocracia. Por tanto, se evidencia que el autoritarismo no surge sin razón; emerge por descuido de la democracia.

Mi segunda lección es que la democracia es hermosa pero frágil, por lo que es vital cuidarla. La extrema derecha está creciendo en todo el mundo y es hora de que los demócratas actúen.

El fenómeno de Milei no es aislado; es una consecuencia del fortalecimiento de la extrema derecha en el mundo. Es probable que continúe expandiéndose por Latinoamérica, y por eso es crucial que los defensores de la democracia estén alerta y actúen.

La acción debe ser diligente. Debemos comprender la realidad a la que nos enfrentamos: hay quienes han perdido la fe en la democracia y líderes demagogos como Milei se aprovechan injustamente de las frustraciones causadas por gobiernos ineficientes que no han protegido la democracia.

Es esencial que las fórmulas y candidaturas para las próximas elecciones no representen lo mismo de siempre, como fue el caso de Massa. Necesitamos cambios positivos y candidatos que ofrezcan una alternativa. Es fundamental buscar propuestas nuevas que se alineen con la democracia, y es pertinente transitar hacia nuevos horizontes y alianzas políticas para que prevalezca.

Sinceramente, estoy muy preocupada. Me aterra ver la realidad en Argentina. Sin embargo, entiendo que proviene de la frustración. Y a pesar de ello, muestro mi solidaridad con las minorías, las mujeres, los oprimidos, los jóvenes y todo el pueblo, ya que los próximos cuatro años serán muy desafiantes.

El partido de Milei se llama La Libertad Avanza; sin embargo, para mí, representa todo lo contrario. Cuando la libertad se basa en la desigualdad, la opresión de unos para el beneficio de otros y la violación de los derechos humanos, deja de ser libertad. La verdadera libertad defiende la equidad, la justicia y el progreso para todas las personas.

¿Mi mensaje final para el pueblo argentino? Mucha fuerza, y sepan que a lo largo de la región cuentan con apoyo, me incluyo en contra de los autoritarios.

¿Mi mensaje para Latinoamérica? No perdamos nuestra memoria histórica y recordemos las lecciones que estos acontecimientos tan tristes nos dejan. Aprendamos y reavivemos el espíritu de la democracia.

m.ulethp@gmail.com

La autora es activista cívica de 17 años.