La “CH”: tan peculiar

Aunque por decisión de la RAE se llevó a cabo el divorcio de la pareja ’CH, esta despierta mucho interés

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Invito a que repasemos un rasgo, un tanto sui generis, propio de nuestro lenguaje. Hace un tiempo, por decisión de la Real Academia Española de la Lengua, se llevó a cabo el divorcio de la pareja “CH”: las separaron, las reubicaron y las alojaron con sus respectivos congéneres: la “C” —desligada de la “H”— se integra con sus semejantes después de la “B”; y la “H” tiene también su domicilio con sus iguales después de la “G”. Sin embargo, los segmentos del dúo “CH”, que fonológicamente constituyen una sola unidad, siguen siendo los mismos, aún después del divorcio mencionado.

Se ha despertado en los estudios lingüísticos (tesis, artículos, etc.) el interés por esta peculiaridad, en tanto ese sonido se asocia con palabras que tienen carácter peyorativo, despectivo o negativo.

El tema también abarca la connotación propia de algunas vocales y consonantes que, si bien no reproducen literalmente un sonido real, si sugieren una sensación o un valor psicológico. Recordemos a Góngora en: “infame turba de nocturnas aves”, uno de los ejemplos por antonomasia donde el sonido de las vocales “u” y “o” unidas a la “r” ayudan a provocar la sensación de oscuridad y miedo. También Garcilaso cuando dice: “en el silencio solo se escuchaba un susurro de abejas que sonaba”, donde el énfasis en la “s” y la “r” connota quietud y paz. Y no podía faltar Asturias en El señor presidente que en el primer párrafo leemos: “¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre, sobre la podredumbre!”, donde el sonido de la “u”, de la “r” y de la “l”, connotan un ambiente de miedo.

Costarriqueñismos. Volviendo a nuestro tema, la “CH”, cito a continuación algunos ejemplos tomados del contexto latinoamericano y costarricense y del Diccionario de Costarriqueñismos de Miguel Á. Quesada Pacheco:

La letra ch, seguida de la vocal a: chancleta, chabacán/chabacano/chabacanería, chafallón, chanchullo, chalado, chamuscado, chachalaca, cháchara, chacota, chamorra, chancha/chancho/chanchada/chanchera, charanga, charral, charlatán, chatarra, chata, chasco, chaparrón, chacota, chancleta, chamarrear, chambón, chana/chanero, chapaneco, chaponada, charbaca, charralero, chasparrear, chamba, chafarrinar, chalado/chaladura, chauvinista.

La letra ch seguida de la e: chévere, chele, chéchere, chepear, chereveco, chena/cheno, chepamoya, chepa/cheposo/chepudo. Ejemplos con “che” son de los que menos se encontraron.

La letra ch seguida de la i: chicharra, chingado, chinamo, chicha/chichada/chichero, chiflón, chingoleta, chilate, chinchorro, chimar, chillar, chilillar/chilillada, chipotear, chicharrón, chiflado/chifladura, chingo/chiringo, chiribiquí, chismear/chisme, chirrido/chirrión, chiquero, chimar/chimadura/chimado, chisporrotear/chispotear, chifladura, chivato, chichota, chichicaste, chipotero, chichón.

La letra ch seguida de la letra o: chorizo, cochino, cholo, choque, chotear/chota/chochez/chocho/chochera/choteo, chocar, chocante, chochar, choricear, choricero, cholenco, chocha, chochado, chonetazo, chollar.

La palabra ch seguida de la letra u: chusma, chuzo, chulo, chumeco, chuchería, chiquero, chulear/chuleador, chubasco, chulería, chueca, chuleo, chufar, chucear, chuica, chumeco, chupetazo, churraco, chuchería, chungo/chinga.

Derivaciones. Hay otras variables tales como las palabras, algunas ya señaladas, que tienen derivaciones: es el caso de chismear/chisme; chabacán/chabacanería, etc. En otros, aunque las cualidades de la palabra de origen no tengan connotaciones peyorativas, su derivado sí las tiene; un ejemplo sería chancha/chanchada, donde chancha, en su origen, no tiene necesariamente connotaciones negativas, pero el ambiente y las condiciones de su existencia sí causan que chanchada tenga carácter despectivo.

Otro grupo son la palabras que aunque no llevan el sonido CH en el encabezado tienen también carácter peyorativo: pachuco, pucha, cachetada, cachaza, cochino, pachotada, pacho, pichulear/pichuleo, y seguiría un extenso listado.

¿Y qué sucede con apellidos, como es el caso del mío, que se inicia con CH? Quien quiera conocer las características y cualidades de estos apellidos, puede localizarlos en Google: son cantidades. Y, dichosamente, lo que se destaca de ellos son sus características positivas. Por lo tanto, todos quedaremos muy satisfechos.

Amalia Chaverri es filóloga.