Jóvenes que buscan empleo, ¿cómo prepararlos?

La principal prioridad de una mayoría de la población al salir de secundaria era ingresar a las universidades, pero algo cambió

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Los eventos financieros, sanitarios, terroristas y ambientales extremos durante el 2023 indican que nos dirigimos hacia una sociedad muy diferente de la que conocimos.

Muchos investigadores se centran en observar las señales denominadas duras o tendencias y no prestan atención a los pequeños cambios que resultan poco significativos, pero que marcarán el futuro. Como señala la prospectivista estadounidense Mary O’Hara, “si algo grande va a suceder, tiene que iniciarse en algún momento”.

Podría referirme a muchos de esos “pequeños” cambios que están redefiniendo el futuro, pero hay uno en especial que llama mi atención y sobre el cual se ha profundizado el trabajo de investigación: los jóvenes que salen del colegio, incluso teniendo condiciones materiales y acceso a las universidades, están buscando empleo.

Aclaro que este enfoque es científico, no valorativo, no indica que sea lo mejor o lo peor; simplemente, es un fenómeno emergente y se considera así porque la principal prioridad de una mayoría de la población al salir de secundaria era, usualmente, ingresar a las universidades. Tampoco es que ya no ocurra, sino que algo es diferente en este momento.

Estadísticas y sondeos

Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reveló que el 62 % de los jóvenes de entre 18 y 22 años no encontraba empleo y que era el grupo de población más grande que enfrentaba esta situación.

A principios del año, durante una investigación sobre este comportamiento juvenil, se constató en varias ferias de empleo que había muchas personas de entre 18 y 22 años haciendo fila, y cuando se les consultó por qué elegían empleo y no universidad, las respuestas fueron variadas; sin embargo, la mayoría mencionó que no logró el puntaje necesario para ingresar a una universidad pública, no tenía claro qué estudiar, no estaba seguro de conseguir empleo en el futuro o necesitaba ayudar económicamente en su casa para pagar estudios.

De acuerdo con la evidencia, no es que los jóvenes no deseen cursar estudios superiores, ya que la educación está entre sus primeras prioridades, pero convergen varias situaciones que explican el fenómeno.

En primera instancia, existe un sentimiento de que al salir de la universidad no encontrarán empleo en su área de formación o que resultarán sobrecalificados para otros trabajos no calificados, en los cuales podrían desempeñarse mientras encuentran otro.

La segunda es que los empleadores ya no se fijan tanto en títulos universitarios como en el dominio de ciertas habilidades blandas, en sus valores, la cultura virtual y un segundo idioma, especialmente el inglés.

Una tercera señal es que las nuevas generaciones no están dispuestas a adquirir una deuda a largo plazo que comprometa su futuro. Adicionalmente, la capacidad de pago o fianza de los padres o las madres de muchos de ellos es limitada.

Pero no solo existe evidencia del condicionamiento que ejerce el entorno, sino también manifestaciones muy nobles de jóvenes que indicaron que su intención era ayudar económicamente en sus casas, sentir que pueden contribuir y financiar parte de sus estudios.

Nuevo sistema educativo

Estos insumos son muy reveladores sobre el cambio en el patrón dominante del paso del colegio a la universidad. Representa un reto para el sistema educativo en la secundaria y para las universidades. Pero, sobre todo, deja ver oportunidades extraordinarias para mejorar la calidad de la formación.

Las universidades deberán tener una oferta de formación para estudiantes que no asistirán a tiempo completo, por un lado, y formación extracurricular para recibir a una población que requiere formarse en idiomas, manejo tecnológico y habilidades blandas, por otro lado.

La educación secundaria tiene que dar un paso más sólido hacia la dualidad; de ser posible, acercar a los estudiantes a espacios laborales en los cuales puedan surgir las debilidades y fortalezas, y trabajar en ellas.

Esto brindará tiempo a los jóvenes para una elección vocacional de manera más madura y consciente, a la vez que el Estado tendrá espacio para afinar dos instituciones clave en la transformación educativa: el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y la Comisión Nacional de Préstamos para la Educación (Conape).

La educación técnica y universitaria del futuro, que comienza en el colegio, demandará estudiantes con formación en varias carreras, que tengan la oportunidad de combinar empleo y clases, con períodos de estudio más extensos, pero que saldrán mejor preparados para la empleabilidad.

Esta mejora educativa no solo será tarea del Ministerio de Educación Pública, sino también de los centros de estudios superiores, del INA, Conape, la empresa privada y las promotoras de empleo.

jc.mora.montero@gmail.com

El autor es doctor en Gobierno y Políticas Públicas, y docente de la UNA y la UCR.