Humor político, segunda parte

Está pendiente un estudio sobre la historia del meme político en Costa Rica

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Hace un par de semanas escribí sobre el humor político en Costa Rica. Sugerí que la política nacional había perdido interés popular como objeto de ese humor y lancé una pregunta abierta sobre las posibles causas de esta situación. Varias personas, de manera nada coordinada entre ellas, me devolvieron la pregunta: Y los memes, ¿qué? ¿No es la manera como hoy se oficia el humor?

Pues sí, la verdad es que sí: los memes pueden ser una forma de humor político, condensada en una imagen (por oposición a una historia narrada en un chiste convencional), pero igualmente eficaz, o quizá más, pues conecta con poblaciones acostumbradas a la gratificación instantánea en sus navegaciones por las redes sociales. Digo “puede” porque, al igual que los chistes malos, muchos memes son poco graciosos, estigmatizantes, cuando no francamente insultantes.

Estudios académicos recientes sobre los memes han analizado sus funciones sociopolíticas (Penney, 2020; Kulkarni, 2017; Tay, 2012): que son una manifestación de la opinión pública y, en general, de la cultura popular; ayudan a crear comunidades e identidades compartidas y pueden ser una crítica social profunda y eficaz. Sin embargo, al mismo tiempo, pueden alimentar la polarización e interrumpir el diálogo razonado, y son frecuentemente vehículos de los peores sentimientos e ideas.

Desde esta perspectiva, está pendiente un estudio sobre la historia del meme político en Costa Rica, que recopile y analice los que circularon en estos años. Diría mucho sobre la época que nos ha tocado vivir, los temas que movieron pasiones y las maneras como los personajes y las situaciones fueron vistos por cientos de autores anónimos. Podríamos distinguir entre tipos de memes, según su finalidad manifiesta, su grado de elaboración, la relación entre texto e imagen e, incluso, su ingenio. Ojalá ya haya gente en eso.

Como la historia del meme es muy reciente, hablamos de historia contemporánea. Recuerdo memes de Luis Guillermo Solís donde lo pintaban como viviendo en el País del Nunca Jamás; luego, varios del cementazo. De Carlos Alvarado, vi de todo, desde laudatorios hasta insultantes. Del presidente actual ya empieza toda una cosecha: unos lo pintan como el gran reformador y otros, como un déspota. Ojalá, además de memes descalificadores, haya muchos que incentiven la reflexión sobre nuestra condición y liderazgos. Que nos hagan reír.

vargascullell@icloud.com

El autor es sociólogo, director del Programa Estado de la Nación.