Hospital de Cartago

El Tec protegió con su decisión a la institución

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Muy acertadamente, el Consejo Universitario del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec), en una contundente votación de 9 en contra y una abstención, dijo no a la ocurrencia anunciada, sin previa consulta a la entidad, por este gobierno, de trasladar la construcción del nuevo Hospital Max Peralta a terrenos de esa alma mater. ¡Excelente decisión!

Si algo caracteriza al Tec es contar con un plan institucional a mediano y largo plazo, que contiene una correcta vocación de defensa de sus áreas protegidas. Por ello, una idea sacada de la manga del gobierno, ante su negativa de construir el nuevo hospital en el terreno adquirido con antelación, ponía en aprietos a una institución que se caracteriza por sus buenas prácticas en planificación, y que por cierto, vale la pena recordar, tiene un papel protagónico en su matrícula con alta calidad en las áreas STEM, lo cual el país debe apoyar.

El Consejo protegió con su decisión a la institución y ahora corresponde al gobierno y a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) responder con propuestas serias a la necesidad imperante de contar con un nosocomio que solvente con prontitud las falencias en la provincia.

Desconozco qué va a hacer el gobierno, pero lo cierto es que si querían descalificar el terreno escogido por administraciones anteriores, lo debieron haber hecho con argumentos técnicos y de peso, ya que el plan inicial cuenta con estudios tan calificados, como el de la Setena, que avalan la obra, lo que desde todo punto de vista parece incuestionable.

Si el presidente de la CCSS en el período anterior, quien tuvo que enfrentar con éxito la pandemia de covid-19, habla de la maravilla del nuevo hospital que llegará a Cartago y lo califica de poseedor de “los más altos estándares ambientales franceses”, es difícil justificar ahora que Cartago deba buscar una nueva propiedad.

Es definitivo, el gobierno tiene una gran deuda con la provincia de Cartago, que ha visto paralizadas grandes obras de infraestructura, por ejemplo, Taras-La Lima tiene un retraso de más de 600 días, los trabajos en la Florencio del Castillo fueron suspendidos por “alto costo” y ahora esta ocurrencia del hospital. Lo que debe hacer el gobierno es dar soluciones sin dilación.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga, miembro del Advisory Board del Wilson Center en asuntos para América Latina.