Horizontes: Mi candidato

Alexéi Navalni sería un justo merecedor del Premio Nobel de la Paz

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A estas alturas sigue vivo Alexéi Navalni, tenaz defensor de los derechos humanos y perennemente perseguido por el presidente ruso, quien ha sufrido un sinnúmero de encarcelamientos, atentados violentos contra su vida y las enfermedades derivadas del encierro físico.

Pero esta es la época de adjudicación de los Premios Nobel, incluido el de la paz, por lo que creo oportuno apoyar a ese perseguido luchador ruso por las causas de la justicia y la verdad, como merecedor del galardón.

No creo que el nombre de Alexéi Navalni despierte el entusiasmo del círculo gobernante ruso, encabezado por Vladimir Putin, heredero del mazo de los sanguinarios zares históricos. Sin embargo, sí creo que su nombre agite los corazones de los oprimidos rusos que pugnan por la paz y la justicia.

Recuerdo que no hace mucho figuras internacionales conocidas por su involucramiento en las luchas populares por la justicia y la democracia en Rusia solían expresar su solidaridad con Navalni.

No obstante, los actuales son días de intimidación y hasta de asesinatos decretados por Putin, el cínico detentor del viejo poder zarista revestido de hada libertaria y hasta democrática. En su cerrado círculo cortesano dudo que sobrevivan los suspiros por Navalni. Pero nosotros luchadores por las letras libres y la auténtica democracia, sí nos atrevemos a enarbolar la bandera por la vida de Navalni.

En todo caso, las buenas nuevas de la recuperación después del envenenamiento son motivo de alegría para el autor de esta columna y muchos con quienes compartimos estos sentimientos en todo el mundo y no solo en Rusia.

Su mejoría puede tildarse de milagrosa ya que, según se comprobó, el veneno utilizado para liquidarlo fue el agente nervioso Novichok, uno de los más letales en el botiquín soviético heredado por los rusos. El uso de este veneno se comprobó previamente en la muerte de otros adversarios del régimen y fue condenado por líderes mundiales, entre ellos la canciller alemana Angela Merkel; el presidente francés, Emmanuel Macron; y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltemberg. Trump, desde luego, se abstuvo, dados sus lazos personales con Putin.

El uso de este medio letal subraya la intervención o autoría rusa. Obviamente, ya pasó la hora de las sospechas. Hay pruebas concretas. ¿Qué hará la comunidad internacional? ¿Se atreverá a levantar una voz acusadora contra el déspota ruso?

jaimedar@gmail.com