Horizontes: El emperador Carlos

El empresario que dice no haber huido de la justicia sino ‘de la injusticia y la persecución política’.

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Los sobrinos y otros parientes de Carlos Ghosn, estrella del superescándalo financiero desatado a raíz de sus fugas de varios países, lo han designado “el emperador”, con respeto, cariño y, ¿por qué negarlo?, admiración.

Se sabe que nació en Líbano, que marchó a Brasil muy joven y, hasta donde se conoce, recorrió otros países para, finalmente, aterrizar en Francia. En París, realizó estudios superiores de Administración para después iniciar labores en la empresa Renault. Esta rescató financieramente a Nissan y, en el 2016, compró Mitsubishi. Como se puede apreciar, se trataba de un trabalenguas de cirugías corporativas.

El cerebro de esta gimnasia adquisitiva resultó ser Ghosn. Las tres compañías mantienen su original designación, pero publicitan su integración en la alianza, cuyo mandamás era, hasta hace pocos días, el mismo Ghosn. Hay muchísimos vericuetos en esta relación, pero el mago conoce hasta la más mínima tuerca en este equipo. No obstante, las autoridades francesas empezaron a husmear manejos chuecos, incluida la retorcida composición del sueldo del tío Carlos. El resultado fue su detención y, si bien le fue otorgada una excarcelación, esta no cubría el derecho irrestricto de viajar al exterior.

La policía parisina es famosa por su falta de humor, y muchísimo más la japonesa, en lo concerniente a saqueos corporativos mediante premios y extrasalarios para los aprovechados. Así, más o menos, ocurrió con el tío Carlos. De hecho, sin agregarle flores, el don se embolsaba un salario anual, en el 2017, de $17 millones, amén de acciones y bonuses (bonificaciones).

Los investigadores también tenían indicios de sobresueldos aún no determinados con detalle. Sus funciones también eran desempeñadas en Japón, y supo que a un socio menor de fechorías ya lo habían encarcelado. Habiendo comprobado que en sus condiciones no obtendría excarcelaciones, ni muchísimo menos permisos para viajar al exterior, comenzó a maquinar una salida expedita.

De buenas a primeras, a finales de diciembre o inicios del presente mes, hizo su aparición en Beirut, en avión privado, donde lo aguardaba la esposa. Líbano no permite la extradición de sus nacionales, lo cual le quitaba al tío un dolor de cabeza. Para ese entonces, ya había adquirido una villa en la localidad donde nació. Por ahora, colorín colorado este cuento no ha acabado.

jaimedar@gmail.com

El autor es politólogo.