Heroínas navideñas

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Tengo gratísimos recuerdos de mis fiestas de infancia, y hoy quisiera hacer un merecido homenaje a aquellas que lo hicieron posible: mi abuela materna (la Yaya) y mi madre, quien dejaba atrás su trabajo como profesora universitaria para dedicarse a alegrarnos la Navidad. Hoy fallecidas, les reconozco que fue gracias a muchas horas de su amor y trabajo que lograron que en mi infancia las Navidades fueran simplemente mágicas, ¡gracias, muchas gracias!

Y es importante reafirmarlo, no se trataba de cosas materiales, más bien de saborear las especiales tradiciones que la familia tenía, como decorar el árbol, hacer con la primada los tamales y disfrutar de unos deliciosos churros con chocolate, cortesía de mi tía.

Hoy quisiera hacer un homenaje a todas las mujeres que en cada familia hacen posible la celebración de las fiestas. Muchas veces su trabajo es invisibilizado o, simplemente, nos olvidamos de dar las gracias a su dedicación.

Y, como en otros temas, el país tiene cero sensibilidad de género para con las mujeres trabajadoras fuera del hogar, en quienes recae la doble responsabilidad fuera y dentro del hogar, una carga aún más pesada en estas fechas.

En Costa Rica, las fiestas coinciden con el cierre del ciclo escolar (notas, graduaciones y hasta primeras comuniones) unido a tener los hijos en vacaciones en momentos en que se suman en el trabajo las presiones de cierre de fin de año, pagos extras como el marchamo y además de tener en diciembre el cierre fiscal. Menuda tarea.

Hoy quisiera hacer también un homenaje a las valientes mujeres que llevan la carga más pesada y que en Costa Rica cada día son más. Hablo de las jefas de hogar, que día a día tienen la responsabilidad de proveer, en solitario, techo, alimento y educación a sus hijos, y durante las fiestas su carga se hace mucho más pesada.

Esas mujeres corajudas, que sobre sus cansados hombros está el pensar y proveer por la seguridad emocional y financiera de su familia, estoy segura de que, pese a largas horas de desvelo, no dudan muchas veces en tomar trabajos adicionales para mantener viva la ilusión de sus pequeños.

Todas ustedes son mis heroínas, y hoy les dedico mi columna como un regalo de gratitud y de visibilización por su trabajo, entrega y dedicación a sus familias. ¡Tienen todo mi respeto y admiración! Y a mis queridos lectores les deseo unas muy felices fiestas y un 2017 pleno en bendiciones.