Gracias, Zarcero

La banda de Zarcero representó a Costa Rica con excelencia, creatividad y talento en el Desfile de las Rosas

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Más de 300 jóvenes, conducidos por el director Elesban Rodríguez Rojas, nos regalan con su histórica presentación en el Desfile de las Rosas de este año una gran cantidad de lecciones y valores, que ojalá podamos aprender como país.

Por segunda vez en un período de cuatro años, la quinceañera banda nos representó con excelencia, creatividad y talento, y dejó muy en alto el nombre de Costa Rica, de Latinoamérica y de los pueblos indígenas de la región.

Al igual que muchos costarricenses, no me canso de disfrutar las imágenes presentes en los medios sobre la gran representación de estos jóvenes y este maravilloso líder cuyas palabras nos deben llenar de sabiduría y de inspiración: “Este es un reconocimiento al esfuerzo, a la disciplina y a creer en sueños… Si lo puedes soñar, lo puedes cumplir”.

En una participación de poco más de 60 bandas de todos los rincones del mundo, la de Zarcero (BMZ) no solo representó a Costa Rica, sino también al resto de América Latina, y su magna interpretación la llevó a ser reconocida como la mejor en la historia del Band Fest. Su director obtuvo el Premio Michael D. Sevel, el primero no estadounidense en recibir el galardón.

Si los millones de espectadores estaban maravillados frente a esta hazaña, me hubiera encantado poder contarles que Zarcero, en un pequeño gran cantón de 155,13 kilómetros y 14.629 habitantes, según el censo del 2022, ubicado en la provincia de Alajuela, a 66 kilómetros de la capital, no es una ciudad del área metropolitana, lo que magnifica aún más la proeza.

Entre sus particularidades y beldades, está el parque de arte topiario Evangelista Blanco Brenes, nombre de un joven que a los 25 años adoptó esta técnica y convirtió las plantas en formas artísticas que le significaron en el 2013 el Premio Nacional de Cultura. En junio pasado, tristemente, don Evangelista falleció, no sin dejar su huella y pupilos para que siguieran su bello trabajo.

Gracias, BMZ (jóvenes, director, padres de familia, patrocinadores y todos los que lo hicieron posible), por enseñarnos que se puede soñar en grande, pero que esto es solo alcanzable con liderazgo, esfuerzo, mucho trabajo y labor en equipo, la mejor de todas las lecciones para comenzar el año.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga, miembro del Advisory Board del Wilson Center en asuntos para América Latina.