Go-ber-nar

Han pasado 270 días de mandato y es necesario que el gobierno de Rodrigo Chaves renuncie a seguir en campaña

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Hay días como hoy en que digo lo que digo para no arrepentirme en el futuro de haberme quedado callado. Hace un año, a seis días de la primera ronda electoral, la propaganda de un sonriente Rodrigo Chaves decía: “Faltan seis días para bajar el costo de la vida”. Por supuesto que era propaganda y ni el mismo economista lo creía, porque el costo de vida nunca iba a bajarlo recién elegido, y no ha disminuido en estos 270 días de mando. Los altos precios son una bronca seria, pero se lo tomó en broma.

El discurso ha continuado porque el gobierno sigue en campaña electoral. La Casa Presidencial, incomprensiblemente, promueve al “partido rodriguista” para elegir alcaldes y regidores en las municipales que se celebrarán el 4 de febrero del 2024. Traducido a la práctica, el “rodriguismo” desea ampliar su poder. Mayuli Ortega lo confirmó cuando explicó que su labor la efectúa en una oficina de enlace territorial en Zapote.

Está en su derecho, pero no desde la Casa Presidencial. Es vital que el presidente ponga límites entre gobierno y partido, y es esencial que cierre la campaña y el discurso electorales, y se enfoque en gobernar porque las broncas se lo están comiendo. Y la factura la pagamos todos.

No solo el costo de vida es una bronca pendiente, sino también la lista de espera en hospitales públicos, el grave abandono de carreteras y la inacción para tapar huecos. Peligroso es el estado de los buses viejos y, sabiéndolo, el gobierno se presta para obligar a los usuarios a subirse en unidades más antiguas. Da miedo la creciente ola de homicidios y asaltos, al punto de convertir enero en el “más violento de la historia”, en palabras del fiscal general, Carlo Díaz.

Antidemocrático es que presidente y ministro de Seguridad no se coman la bronca y echen la culpa a jueces y fiscales, cuando es el Ejecutivo el responsable de administrar la Fuerza Pública y la estrategia de seguridad ciudadana.

Es momento de que comiencen a admitir errores; es necesario que se dejen de tapar unos a otros sus tortas o de echar la culpa a los otros poderes del Estado. Es hora de que, por el bien ciudadano, se sienten, no a ganar las encuestas, sino a gobernar, pero con buenas intenciones. Por verdadera caridad, comiencen a go-ber-nar.

amayorga@nacion.com

El autor es jefe de Redacción de La Nación