‘Fuívimos’

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Aquí les va una nueva palabra que inventé: Fuívimos. Una esdrújula realmente necesaria que comparto con ustedes en un arranque de generosa creatividad. Fuívimos sintetiza dos palabras: fuimos y volvimos y así todos economizamos tiempo y neuronas.

Con tanta presa, psicológicamente nos ahorramos la mitad del viaje, mejorando de esta manera el índice de felicidad nacional. En fin, nada mejor que una contribución práctica al desarrollo del país. A mí no me queda más que seguir trabajando con humildad.

Además de ser una palabra musical, fuívimos es muy útil para interpretar noticias, analizar la política e imaginar escenarios futuros. Por ejemplo, el MOPT anuncia que en el 2016 iniciará el tramo de la Circunvalación norte. Frente a esa promesa, a uno no le queda otra que exclamar: ¡Fuívimos! Con eso digo que no les creo porque con ese cuento ya fui y volví varias veces. La palabra me ahorra la desilusión de una nueva promesa incumplida.

Entremos a una situación más compleja. El sistema político necesita tomar acción en el frente fiscal con un paquete de medidas que incluya reformas por el lado de impuestos, contención del gasto y reglas fiscales para asegurar la disciplina futura del Gobierno y evitar que vuelva a surgir el desbalance fiscal que padecemos hoy.

Todo el mundo cabreadísimo, bloqueando todo, porque nadie quiere sacrificar nada y prefiere que los demás sean los paganinis. Sin embargo, necesitamos movernos rápido, pues las calificadoras internacionales de riesgo y la banca multilateral ya avisaron que le socarán las clavijas al país si no ven acción en este campo al promediar el 2016. En resumen, la cosa está enredadísima y el país arriesga su estabilidad económica si seguimos jugando chapitas.

En estas difíciles condiciones es, justamente, cuando podemos valorar la importancia de una nueva palabra. ¿Qué va a pasar? Pues, fuívimos: nada. Discutiremos, nos amenazaremos y nos vetaremos. Si uno va y vuelve, por definición sigue en el mismo lugar, es decir, no se mueve: la futilidad del movimiento hacia ninguna parte, la prisa del que corre para aquí y allá, y termina como empezó. Vean ustedes la profundidad y economía de análisis: ¡díganme por favor si fuívimos no resume en tres sílabas lo que tomó toda una parrafada de prospectiva política!

Lo admito: pocas veces he podido cerrar un año en un pico de creatividad como este. Si las palabras definen la realidad, la moldean y le dan sentido, fuívimos es el dedo que enseña el camino: sigamos haciendo que hacemos, sigamos fuiviseando.

Jorge Vargas Cullell es gestor de investigación y colabora como investigador en las áreas de democracia y sistemas políticos. Es Ph.D. en Ciencias Políticas y máster en Resolución alternativa de conflictos por la Universidad de Notre Dame (EE. UU.) y licenciado en Sociología por la Universidad de Costa Rica.