Fuga de especialistas

La Junta Directiva de la CCSS no debe permitir más pérdida de talento médico

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Preocupa la agenda del gobierno para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), enumero algunos puntos: declararla quebrada; poner en duda públicamente la solvencia de este medio como emisor, en perjuicio de la entidad; su negativa a que Hacienda pague sus obligaciones; y, para rematar, oponerse a que se destine un monto considerable de los nuevos créditos para abonar a su deuda.

En noviembre del 2023, la jerarca, usando el nombre Ruta de la Salud, prometió que en noviembre del 2025 ningún costarricense tendría que esperar más de un año para una operación y anunció, además, que destinaría la suma de ¢200.000 millones al programa, cifra que fue cuestionada por la Auditoría Interna de la institución.

Los especialistas médicos advirtieron de que no van a trabajar horas extras, con lo cual el problema de las listas de espera se agravará. Estos profesionales, que requieren entre 8 y 12 años para obtener su especialidad, ya perdieron la paciencia esperando respuesta a un reclamo, no resuelto en 8 meses, a una más justa remuneración y mejores condiciones laborales. Pese a la seriedad del problema, la Junta Directiva no los recibe.

Por mi suegro, cirujano ya fallecido, conocí del amor de los médicos hacia la CCSS y la gran vocación de servicio de la mayoría de los profesionales. Por eso, me cuesta entender la incompetencia de las autoridades a una negociación justa en momentos en que el Hospital del Trauma y el ámbito privado se convierten en empleadores más atractivos.

Hay un semáforo en rojo en manos de las autoridades: un sondeo al personal médico de especialidades, realizado por el Siname y la Gerencia Médica, reveló que un 92 % está insatisfecho con la remuneración, 473 aseguraron que se ven fuera de la CCSS en 5 años, 349 que quizás lo harían y ya 242 salieron definitivamente. Datos preocupantes.

Se trata de una alerta de tsunami que, de no ser abortado, significará un cúmulo de consecuencias y opciones negativas, que implican un incremento aún mayor en las listas de espera, costos más abultados por los servicios —si se pueden obtener— y demanda de más recursos económicos a la institución.

Mi recomendación es que dialoguen y negocien. No podemos perder el valioso talento que, además, en su mayoría, se formó en la CCSS.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga, miembro del Advisory Board del Wilson Center en asuntos para América Latina.