‘Fratelli d’Italia’

El 2 de junio de 1946, curándose las heridas de guerra y en plebiscito nacional, la nación italiana decidió ser república

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“Un popolo di poeti, di artisti, di eroi, di santi, di pensatori, di navigatori”. Ese pueblo celebró 77 años de vida republicana. De Marco Polo a Gramsci, de san Francisco de Asís a Verdi, de Dante a Cristoforo Colombo, sin mencionar a Da Vinci. Americo Vespuccio nos heredó su nombre en el primer mapa del continente. Hablamos de italianos, hablamos de Italia. El 2 de junio de 1946, apenas curándose heridas de guerra y en plebiscito nacional, la nación italiana decidió ser república.

Atrás quedó la monarquía de Saboya, tolerante con Mussolini y el fascismo. Reticente, Humberto II, rey apenas por un mes, obligó a un recuento de los votos. Pero no había vuelta atrás. De Roma hacia arriba, un 66 % se decantaron republicanos. Pero de Roma para abajo, el mismo porcentaje escogió la corona. Fue una victoria del norte frente al sur, y esa asimetría cultural aún marca una geografía socioeconómica.

Los napolitanos no olvidan que con tomate, albahaca y mozzarella hicieron una pizza, con los colores de la Casa de Saboya, cuando los visitó Margarita, primera reina de la Italia unificada y abuela de su último rey. Es otra dicotomía cargada de simbolismo.

Con Giorgia Meloni son 70 gobiernos en 77 años republicanos, con mandatos de 400 días en promedio. Más inestable, imposible. Italia carga esa amarga historia política. El proceso Mani pulite fue un corte epistemológico que rompió la burbuja de inocencia de la Primera República, cuando destapó huellas de corrupción en todas las estructuras del Estado. Pero condenas, renuncias y suicidios en altas esferas solo hicieron que la serpiente mudara de piel. Puentes que caen y regiones anegadas reflejan contratos amañados e imprevisión, implacable hermana universal del cambio climático.

Más allá de las ingratas vicisitudes, yo canto a la Italia de mis recuerdos de infancia. Patria de mis ancestros y tierra de mis primos en el valle del Po, fue mi primera lengua. Igual que Costa Rica, soy mujer de muchos mundos. La sangre italiana resuena en el dialecto mantovano de mis nonos. En toda esa zona abundan cementerios de nombres tan ticos como cualquiera: Piva, Bulgarelli, Malavassi y el infaltable Vicarioli. Esta fecha está anclada en cada corazón italiano. Con todos los tútiles que somos, juntos cantamos Fratelli d’Italia.

vgovaere@gmail.com

Velia Govaere, exviceministra de Economía, es catedrática de la UNED y especialista en Comercio Internacional con amplia experiencia en Centroamérica y el Caribe. Ha escrito tres libros sobre derecho comercial internacional y tratados de libre comercio. El más reciente se titula “Hegemonía de un modelo contradictorio en Costa Rica: procesos e impactos discordantes de los TLC”.