Enfoque: Enigma y misterio

Vivimos uno de esos raros momentos en los que la moneda está en el aire

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El otro día me preguntaron cómo creía yo que el país iba a quedar parado luego de este montón de crisis que se nos juntaron: ¿Saldremos más o menos ilesos o terminaremos con (más de) una década perdida en nuestro desarrollo? Y, para terminar de clavar el puñal, pidieron mi pronóstico acerca de la situación política después de las elecciones del 2022.

La cara mía debió haber sido un poema porque, sin entrar en el resbaladizo terreno epistemológico de querer predecir el futuro a partir del conocimiento sobre el pasado, genuinamente no tengo la menor idea. Tampoco poseo una convicción que me permita asignar (rangos de) probabilidad a diversos escenarios. Estamos en uno de esos raros momentos en los que la moneda está en el aire.

Las preguntas dieron paso a un incómodo silencio que ni interrogador ni interrogado supimos cómo romper hasta que pasamos a conversar sobre lo impredecible del clima, por cierto, uno de los grandes aportes de los ingleses a la cultura universal: cuando no hay nada que hablar, parlemos sobre el clima.

Ya que ando muy inglés, parafraseo a Winston Churchill para decir que nuestro futuro inmediato es «un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma». Churchill se refería a otra cosa; sin embargo, su definición viaja bien y me resulta útil hoy. ¿Y por qué es tan abierto ese futuro inmediato? Porque no hay cursos de acción claros sobre una serie de desafíos estratégicos que urge resolver. Hago esta letanía:

No sabemos si finalmente habrá acuerdo con el FMI, no sabemos cómo resolver la crisis actuarial de los sistemas de pensión, tampoco cómo enfrentar las crecientes dificultades del seguro de salud. No sabemos si resolveremos la brecha que escinde nuestro aparato productivo, entre un sector «moderno» dinámico y un sector «tradicional» estancado; no sabemos si, y cómo, universalizaremos la red de Internet de banda ancha; no están diseñadas las reformas educativas que requerimos con urgencia. Y, encima, los partidos políticos están aún más desgastados que tiempo atrás, lo que torna más incierta la política.

¡Qué menú! Y esas son algunas de las incógnitas conocidas. Además, están las que aún no conocemos. Por eso, ando con tiento. Sé que, o nos ponemos prácticos y entre todos encontramos soluciones o, agarrados del pelo, terminaremos en un laberinto. Un baño de realidad, y de humildad también.

vargascullell@icloud.com

El autor es sociólogo.