Enfoque Cocinándonos la salsa

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Pues en esas andamos en este mes de octubre del año de la sequía del 2015: cocinándonos en nuestra propia salsa y todo el mundo muy aplicado a ello. La receta es sencilla: hoy la democracia costarricense es un régimen presidencialista con un multipartidismo fragmentado en el Congreso. Los estudios internacionales dicen que en una situación como esta se agudiza la incapacidad del Poder Ejecutivo para echar adelante sus prioridades, el conflicto de poderes y los problemas de los partidos para ejercer la representación de intereses ciudadanos. En síntesis, la receta es “democracia a-la- fragmenté ”, una salsa picante, pesadita, que asegura un día después bien movido.

En la variedad tica, cinco aderezos le dan un picante marca diablo a esta receta. El primero es que nuestro Ejecutivo posee, comparado con sus homólogos latinoamericanos, débiles competencias constitucionales y legales. En muchos países pueden legislar en situaciones de emergencia o cuentan con mecanismos eficaces para la rápida deliberación y voto de sus prioridades; aquí no. El segundo condimento, que combina con el anterior, es que el Ejecutivo preside sobre un abigarrado aparato público, con fuertes protecciones a la autonomía de vastos segmentos institucionales, cosa que no está mal, pero que ciertamente complica el panorama. Aunque tiene herramientas para enrumbarlo, en la práctica son poco eficientes y chocan con fuertes resistencias.

El tercer aderezo es que un nuevo grupo de poder, no tradicional, gobierna y, como suele ocurrir, paga un derecho de piso por su inexperiencia y falta de previsión. El problema es que levantó mucha expectativa ciudadana que, de acuerdo con los sondeos de opinión pública, está sintiéndose muy defraudada.

El cuarto adobo es que la mayoría de las organizaciones partidarias están anémicas, muchas son franquicias de empresarios de la política con poco interés para otra cosa que no sea asegurar cuotas de poder. Y, finalmente, el partido oficialista tiene, nominalmente, apenas el 20% de las curules, pero está dividido en tres pedazos (o sea, Gobierno frito de apoyo político). La receta completa es, en realidad, “democracia-a-la fragmenté et exacerbée ”.

Aquí vamos, decía al inicio, cumpliendo el libreto que impone la receta. Escrupulosamente. Mucho ruido, declaraciones van y vienen, amenazas de huelgas y contrahuelgas, gobierno a la defensiva, todo el mundo cabreado y todo entrabado, y los problemas acumulándose peligrosamente. Un día creo que padecemos de locura colectiva; otro, que los actores del sistema están en una zona de confort, sin incentivos para el cambio siempre que retengan cuotas de poder. En cualquier caso, todos “cuesta abajo en la bajada” como dice el tango.

(*)Jorge Vargas Cullell es gestor de investigación y colabora como investigador en las áreas de democracia y sistemas políticos. Es Ph.D. en Ciencias Políticas y máster en Resolución alternativa de conflictos por la Universidad de Notre Dame (EE. UU.) y licenciado en Sociología por la Universidad de Costa Rica.