El talento

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Leído entre sábado y jueves: La Feria Nacional de Ciencia y Tecnología concluyó con gran participación, 29 años de éxitos y 59 premios en cinco categorías. Casi a la vez se celebró la decimoquinta feria científico-ambiental Biociencia y culminó la Olimpiada Nacional de Matemáticas número 27. Todas son preludio de competencias internacionales.

En el 2017, acogeremos la Olimpiada Mundial de Robótica; hace pocas semanas, en la de Catar, dos costarricenses ganaron el cuarto lugar universitario.

Ya fue dictaminado en comisión legislativa un convenio con el Centro Europeo de Investigación Nuclear, que favorecerá la participación de científicos nacionales en ese laboratorio de punta. Falta la aprobación del Plenario para que entre en vigor. Intel anunció la apertura de un nuevo centro de investigación y desarrollo en Costa Rica, que consolida la ruta hacia mayor valor agregado en sus operaciones aquí.

Al explicar las razones para su renovada apuesta, James Kirkland, un vicepresidente de Intel, respondió: el talento nacional. Pero hay más: “El compromiso con la educación y el sistema educativo en sí nos atraparon”, lo mismo que la pasión de la gente y el apoyo oficial.

Si tantos buenos ejemplos en tan pocos días solo sirvieran para inflar el ego nacional, cometeríamos un grave error. Más bien, deben ser acicate para avanzar: las “oportunidades de mejora”, como pregonan los coaches personales, son múltiples; también, ineludibles.

La educación es clave para impulsarlas, pero a sus virtudes nuestro sistema añade grandes retos. Dos ejemplos:

1. Es desproporcionada la cantidad de estudiantes de colegios privados o científicos que se destacan en ferias y olimpiadas. Conclusión: debe reducirse la brecha con los públicos.

2. En general, las universidades estatales cultivan la calidad, pero desdeñan la flexibilidad; con las privadas ocurre lo contrario. Conclusión: las primeras deben ser más receptivas al cambio; las segundas, a la excelencia.

Nuestro desarrollo solo será robusto y posible desde el conocimiento aplicado –sin desdeñar el “puro”–, su articulación multidisciplinaria y su fuerza innovadora trasladada a distintos sectores económicos.

Hemos avanzado de manera ejemplar en América Latina. Pero el horizonte debe ser el mundo.

(*) Eduardo Ulibarri es periodista, profesor universitario y diplomático. Consultor en análisis sociopolítico y estrategias de comunicación. Exembajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas (2010-2014).