El Magón para Eduardo Lizano

Eduardo Lizano Fait es el economista costarricense más renombrado de los últimos 60 años

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El Premio Magón de Cultura cumplió 60 años en el 2022. Fue otorgado por primera vez al filósofo Moisés Vicenzi, en 1962. Luego de él, los beneficiarios fueron casi siempre los más distinguidos hombres y distinguidas mujeres del campo de las letras y las artes plásticas, a partir de la segunda mitad del siglo XX.

En contadas ocasiones se les ha otorgado a personas provenientes de otras áreas. Recuerdo, entre otras, a Rafael Lucas Rodríguez, María Eugenia Bozzoli, Carlos Aguilar, Virginia Pérez, María Eugenia Dengo, Rodrigo Gámez y, el año pasado, a José María Gutiérrez. Es decir, 7 de 60, aunque puede que se me escape alguien no susceptible de entrar en la clasificación de hombre o mujer de letras o practicante de las bellas artes.

No recuerdo que haya sido otorgado a un economista, no obstante el peso que han tenido estos profesionales en nuestro desarrollo político, social y económico desde la segunda mitad del siglo pasado, comenzando por la herencia imperecedera de Rodrigo Facio.

Me parece que llegó la hora de hacerlo y, por esa razón, presento la candidatura de don Eduardo Lizano Fait, quien es, sin duda alguna, nuestro más renombrado economista de los últimos 60 años.

De sólida formación académica en Europa (Suiza e Inglaterra), dotado de una inteligencia privilegiada y una humildad que se echa de menos en muchos petulantes que no le llegan ni a la suela del zapato y se creen la prima donna en materia económica, su paso por la función pública ha sido un privilegio.

En todos los cargos ejercidos, como director en diversas instituciones autónomas, varias veces presidente del Banco Central, profesor en la Facultad de Economía de la UCR, director de la Academia de Centroamérica, deja siempre una estela de honradez, vocación de servicio público y excelencia profesional y académica.

Sus contribuciones al país son invaluables en el ámbito político, en la academia y en la prensa, pues siempre es escuchado por tirios y troyanos y, en numerosas ocasiones, presenta soluciones a problemas económicos.

Tuve el honor de conocerlo en 1976, durante el gobierno de Daniel Oduber. Por medio de la Oficina de Planificación Nacional (Ofiplán), que dirigía Óscar Arias y cuyo viceministro y luego ministro era Fernando Zumbado, surgió la idea, bajo la dirección del fundador de los parques nacionales, el biólogo Álvaro Ugalde (de grata memoria), de crear una institución autónoma especializada para la protección del medioambiente.

Por medio de Fernando fuimos contratados Álvaro, don Eduardo y yo para esa labor, cada uno en su campo. Al final, salió un proyecto de ley que, por razones políticas, ni siquiera fue enviado a la Asamblea Legislativa. Sin embargo, sirvió de base para que en 1986 —creo que fue a principios de junio de ese año, en el primer gobierno de Arias— se creara el Ministerio de Ambiente, bajo la acertada dirección de Álvaro Umaña.

Desde entonces, aprecio la calidad de profesional y ser humano que es don Eduardo, por lo que lo considero uno de los costarricenses más valiosos que ha tenido el país en las pasadas seis décadas.

Don Eduardo está entrando en una edad avanzada y merece que se le otorgue el Premio Magón en vida, pues los homenajes no deben ser póstumos.

Espero que esta iniciativa sea acogida por el tribunal encargado de otorgar el galardón este año. Sería un justo homenaje a un costarricense distinguido por miles de razones. Honor a quien honor merece.

rhernandez@ollerabogados.com

El autor es abogado constitucionalista.

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