El discurso del logomátikon

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"Nuestro vino, de plátano, pero es nuestro vino", o algo parecido, es una expresión mariana que alude a la necesidad de habituarnos a lo nuestro y no tratar de sustituirlo con lo inalcanzable que se produce en otras tierras. Se aplica también, me imagino, al comercio de las ideas, al tráfico del pensamiento y a la globalización del raciocinio. Así, es lógico que el debate político local se nutra solamente de lo que brilla entre nosotros. Por ello ha salido al mercado, bajo el nombre provisional de logomátikon, un instrumento que André Breton habría envidiado y resulta muy útil para escribir textos políticos en forma automática.

Tomemos, como ejemplo de su uso, el siguiente fragmento de un texto publicado recientemente en la prensa local por un ilustre aspirante a la Presidencia de la República:

"Estamos a tiempo y en el tiempo. En nuestra patología reside la gran oportunidad. La crisis es el impulso para la revolución en marcha. Sentimos que en dramáticos momentos sacudimos los límites antiguos. Sabemos que el cambio está cambiando, y que nuestra responsabilidad con el país y el partido es ponermos a trabajar codo a codo con las otras fuerzas a fin de rediseñar, sustituir o eliminar instituciones desfasadas y alienadas del poder público y privado".

Sometido al logomátikon, ese párrafo se convertirá, para un futuro artículo del mismo político, en la siguiente reflexión:

"Tiempo al tiempo en que estamos. En nuestra oportunidad es patológica la residencia. La revolución es la crisis impulsada por la marcha. Sacudimos en límites dramáticos los antiguos momentos que sentimos. Cambiamos el saber del poder público y privado que ya se rediseña con responsabilidad en el trabajo, a fin de cambiar el país codo con codo, sustituir al partido desfasado y alienado y eliminar de las instituciones a las otras fuerzas."

Igualmente, la oración que dice: "Es una voluntad transformadora, vibrante y en especial emocionante", se metamorfosea en: "Es una emoción vibrante, voluntaria y en especial transformadora."

Por otra parte, "Amamos el riesgo que implica el cambio, lo masticamos, lo sentimos, lo acariciamos y lo haremos", es una expresión que figura en el texto comentado y, desde luego, produciría en el logomátikon un insigne atascamiento, con el solo intento de reescribirla del siguiente modo: "Masticamos la implícita caricia que haremos con riesgo al sentir el cambio de lo que amamos".

La oración: "Estamos preparados para dezlizarnos a nuevas dimensiones en lo social, lo político, lo económico, lo cultural", se queda fuera de tratamiento puesto que el logomátikon carece de patines cósmicos. Y cuando leemos: "Somos conscientes de nuestra propia conciencia, elemento esencial para asumir una nueva perspectiva que nos permita ver otras perspectivas", llegamos a la conclusión de que, logomátikon y todo, hay cosas que la tecnología no puede.