El dengue va ganando la partida

El aumento con respecto a los primeros meses del 2023 se debe sobre todo a la débil prevención

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El dengue ha experimentado un incremento inusitado en Latinoamérica, de casi un 157 % respecto al 2023 y casi un 225 % si se compara con los últimos cinco años.

Con respecto a este último dato, hay que tomar en cuenta que en los primeros dos años de la pandemia los registros fueron menores que los usuales.

Costa Rica muestra la misma tendencia: una epidemia local desde finales del año pasado y que se ha prolongado durante estos tres primeros meses con cifras de nuevos casos que alcanzan 20 veces lo observado en el 2023.

Hay que recordar que entre el 2018 y el 2022 el número de enfermos promedió cerca de 5.000, con el punto más alto en el 2019, con casi 8.200; sin embargo, el 2023 registró más de 24.000, con una concentración en la segunda mitad del año.

Para una apropiada estimación de la incidencia, se requiere el debido procesamiento de los datos de los años precedentes, mediante la construcción de una herramienta llamada corredor endémico.

Idealmente, este instrumento debe ser ajustado por los años pandémicos y por los ciclos de fenómenos climáticos como El Niño y La Niña, que se asocian de forma directa con las infecciones trasmitidas por vectores, principalmente insectos como el Aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue.

Se puede afirmar que la forma de la curva epidémica del 2023 se ajusta a lo previsto, pues la cantidad de enfermos se incrementan durante la época lluviosa imperante en la mayor parte del territorio nacional. No obstante, la magnitud de la curva fue varias veces mayor de lo estimado: tuvimos una epidemia, sin duda, y se ha extendido a este año.

Imprevisión

Varias causas explican el alza tan fuerte en los casos observados en el 2023 con respecto al 2022 y los años precedentes. Algunas de ellas pudieron ser previsibles, otras no, pero eso no quiere decir que era imposible impedir que se instalara la epidemia.

Es reconocido que la curva de casos de dengue se incrementa en los meses lluviosos, tanto a escala local como nacional. Es fundamental reconocerlo, porque las estaciones lluviosa y seca (o de menor lluvia en algunas zonas) se presentan con diferencias temporales: no en todos lados llueve igual ni al mismo tiempo.

El cambio global, en todas sus causas, formas y magnitudes, ha moldeado la presentación de las enfermedades transmitidas por insectos. A pesar de que algunos eventos que forman parte de ese cambio son a veces repentinos, la mayor parte son de larga data o de lenta conformación, por tanto, es posible monitorearlos, predecirlos y trabajar la gestión del riesgo.

De ese modo, las campañas de información sobre prácticas preventivas para combatir los criaderos del mosquito transmisor no solo son posibles, sino necesarias y a tiempo.

No hay excusa para no haber realizado estas tareas. Las responsabilidades son compartidas entre el Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y los gobiernos locales.

Lo anterior era imperativo porque se sabía que en agosto del 2022 volvió a circular el serotipo DEN-4, después de 20 años de no haber estado en nuestro país, y otros serotipos, como el DEN-3, fueron detectados, pero con baja frecuencia.

Eso ponía a casi la totalidad de la población en la categoría de vulnerable a infectarse y enfermar. Es preciso indicar que el dengue produce inmunidad permanente, esto es, una vez que una persona se infecta con un serotipo y se recupera, no volverá a infectarse con ese serotipo.

No en vano las nuevas infecciones han sido especialmente por DEN-3 y DEN-4, aunque los otros dos, especialmente DEN-1, mantienen una alta circulación.

Responsabilidades compartidas

Teniendo en cuenta estos antecedentes, el Ministerio de Salud y la CCSS debieron prever esos escenarios y tomar acciones de prevención, control y mitigación de la epidemia. Con mucha mayor razón, debieron hacerlo sabiendo sobre el incremento de las probabilidades de dengue grave (antes conocido como hemorrágico) por las reinfecciones con un serotipo diferente.

Los datos de internamiento por dengue son significativamente más en el 2023 y lo que va del 2024. Afortunadamente, no ha habido muertes que lamentar.

Teniendo en cuenta que desde 1993 el país es endémico, la población general debería conocer y recordar que el dengue es parte de nuestro ecosistema de afectaciones, que evitar los criaderos de mosquitos es la mejor herramienta para prevenir la transmisión, que si bien es una enfermedad de baja letalidad, es de alta morbilidad, y que su cuadro clínico es bastante molesto y doloroso, además del costo económico que representa en días de incapacidad.

Dadas las responsabilidades compartidas entre el Gobierno Central, la CCSS, las municipalidades, las asociaciones de desarrollo comunal y los actores sociales, con cada sujeto individual en un papel preponderante, las tareas pendientes también se reparten entre ellos, pero no de forma desarticulada, todo lo contrario.

Eso sí, el papel del Ministerio de Salud como rector resulta fundamental para poner en el mismo tono a todos los actores. De nuevo, la inteligencia epidemiológica aparece como elemento principal para orientar las medidas.

juan.romero.zuniga@una.ac.cr

El autor es profesor de Epidemiología en la UNA desde hace 20 años. Ha publicado unos 140 artículos científicos en revistas especializadas.