Diplomacia humanitaria y de diálogo

Escuchar al interlocutor, entender las opiniones contrarias y valorarlas, hace confluir en nuestra mente ideas para compartir a pesar de las grandes diferencias.

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Todo quehacer requiere respeto. En toda actividad existen diferentes opiniones. Lo anterior exige responsabilidad para entender el pluralismo y también la ponderación de la investidura, la autoridad y la función publica.

Saber atender la gestión diplomática es conocer las diferentes opiniones, saber comprenderlas y, muchas veces, no compartirlas. Además, es necesaria la perspectiva histórica para conocer mejor cada acontecimiento.

El respeto es el arte de escuchar lo que el interlocutor dice. Entender las opiniones contrarias y valorarlas, lo cual sugiere, también, un aspecto vital: el hacer confluir en nuestra mente ideas para compartir a pesar de las grandes diferencias. Solo así son construidas iniciativas, desarrollados los proyectos y trazados los planes de acción gubernamentales para alcanzar la paz.

La inteligencia de escuchar. En nuestra historia diplomática, tuvimos posiciones muy encontradas con la antigua Unión Soviética. Una vez, después de largas reuniones con el legendario ministro de Asuntos Exteriores ruso Andréi Gromyko, se acerco él a nuestra embajadora Emilia Castro de Barish, diplomática de amplísima experiencia por las muchas décadas de trabajo en la ONU y como embajadora, y le expresó: “Mire, embajadora, usted, yo y la Carta de las Naciones Unidas somos lo más viejo que hay en las Naciones Unidas”, y soltó una gran carcajada, a pesar de su acostumbrada seriedad.

Lo interesante es que, a pesar de las diferencias ideológicas, Gromyko seguía las opiniones de Costa Rica aunque no las compartía, pues él no promovía la democracia y, en nuestro caso, era un materia primordial.

En otra oportunidad, sufrió un desmayo antes de pronunciar un discurso ante la Asamblea General de la ONU. Luego, seguía el mensaje del presidente Rodrigo Carazo, pues así estaba preparado el orden del día. Nuestro mandatario pospuso su presentación para la sesión de la tarde, para darle la palabra al ya restablecido Gromyko. Un detalle de elegancia y cortesía.

Hans-Dietrich Genscher, ministro alemán de relaciones exteriores y ciudadano de honor de Costa Rica, me contó un detalle interesante, también del antiguo ministro ruso. Una vez, en el Kremlin, en medio de unas negociaciones, Gromyko tomó un lápiz rojo, al final de la tarde, señaló en un papel un párrafo y manifestó: “Esto va a aparecer mañana en primera plana en Pravda, periódico oficial de la Unión Soviética y del partido comunista; mándelo ya”, dijo a un ayudante. Así se manejaban las cosas en aquellos tiempos, pero lo fundamental es saber mantener el respeto en lo que se dice, en lo que se acuerda y en lo que se escribe para lograr la paz entre las naciones.

Buenos amigos. Siempre hay detalles entre los grandes dirigentes, que fueron interesantes para nuestro país. Henry Kissinger, quien fuera secretario de Estado y consejero de seguridad de los Estados Unidos, respetaba mucho al canciller Gonzalo Facio. Decía que era el referente en América Latina en asuntos de política exterior.

El presidente estadounidense Lyndon Johnson invitó al de Costa Rica Francisco Orlich a su rancho, y su visita está elegantemente resumida en una película en Internet. John F. Kennedy apreció mucho la visita a la Universidad de Costa Rica, acto de gran nivel académico, pues ningún mandatario de Estados Unidos ha tenido en América una presentación ante miles de universitarios con tal respeto y alegría.

Iguales detalles han tenido hacia nuestro país las casas reales escandinavas, de los Países Bajos y de España, Bélgica, Luxemburgo y el Principado de Liechtenstein, así como de Japón, China y muchísimas naciones amigas en el mundo. Tanto en Repúblicas como en Gobiernos de diferente constituciones, hemos sido recibidos y hemos tenido capacidad de diálogo para exponer ideas de nuestra política exterior, a pesar de nuestra pequeñez.

Nuestras propuestas en tanta temática, especialmente en derechos humanos, han sido respetadas, apreciadas y compartidas.

La sobriedad, la ponderación, el sentido común por la paz y los derechos humanos han sido puntos de atención en nuestros planteamientos. Nunca como ahora la solidaridad y el combate de la pobreza se han convertido en una agenda clave para el futuro de Centroamérica para evitar los continuos relámpagos de violencia.

La vitalidad de las necesidades del capital humano depende de la generación de una educación moderna y vital para los jóvenes de nuestro país.

El autor es diplomático.