Descolonizar a las autoridades sanitarias globales

El 50 % de los líderes en el ámbito de la salud mundial son oriundos de dos países: Estados Unidos y el Reino Unido

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GAVI, la Alianza de Vacunas, eligió a un africano nuevo director ejecutivo. La designación de Muhammad Alí Pate, profesor de la Universidad de Harvard, exministro de Estado para la Salud de Nigeria y ex director global para Salud, Nutrición y Población en el Banco Mundial, es un acontecimiento valioso para todo el Sur Global que, lamentablemente, está subrepresentado en la conducción sanitaria mundial. Pero la elección de Pate, por sí sola, no corregirá este desequilibrio.

La designación de Pate fue muy elogiada. Bill Gates, de la Fundación Bill & Melinda Gates, tuiteó: “No tengo dudas de que aportará conocimientos a partir de su carrera admirable en Nigeria y en el Banco Mundial para garantizar que los niños tengan acceso a vacunas que salvan vidas”.

El presidente del directorio de GAVI, José Manuel Barroso, expresidente de la Comisión Europea, se hizo eco de este sentimiento, y manifestó que anhela “trabajar estrechamente” con Pate para fomentar la equidad vacunal.

Barroso tiene razón al destacar la cuestión de la equidad. Como demostró la pandemia de covid-19, siguen existiendo enormes disparidades en el suministro de atención médica global. Algunos países de altos ingresos acaparan recursos que salvan vidas, especialmente equipos de protección personal y vacunas. Lo que los medios catalogan como “nacionalismo de vacunas” fue, esencialmente, egoísmo letal, y quien terminó pagando el precio fue el Sur Global.

GAVI, junto con la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias y la Organización Mundial de la Salud, intentó evitar este desenlace con la iniciativa Acceso Mundial a las Vacunas Covid-19 (Covax). Los creadores de Covax la consideraban la “única solución verdaderamente global” para la pandemia de covid-19, porque era el “único esfuerzo para garantizar que la gente en todos los rincones del mundo” tuviera acceso a las vacunas, “sin importar su riqueza”.

Pero Covax no cumplió con las expectativas, sobre todo porque reflejaba una mentalidad colonial. Como explicó Ayoade Alakija, copresidenta de la Alianza para la Entrega de Vacunas de la Unión Africana (UA), las personas detrás de Covax no se acercaron a los africanos, no consultaron a su dirigencia, no fueron a hablar con su gente para preguntarles “¿qué les gustaría?’”.

Lo que quiere decir Alakija es que el liderazgo importa. Si bien alcanzar los objetivos sanitarios globales debe ser un esfuerzo colectivo, quien prepara el camino puede marcar una verdadera diferencia. Por eso, no basta, simplemente, con incluir gente de una variedad de contextos y experiencias pasadas en iniciativas sanitarias globales; las diversas figuras deben tener la oportunidad de liderar.

Hasta el momento, esto ha sucedido en raras ocasiones. Mediante una encuesta a 198 organizaciones internacionales, el informe Global Health 50 / 50 del 2020 concluyó que el 83 % de los líderes sanitarios proviene de países de altos ingresos, que representan apenas el 17 % de la población mundial.

Asimismo, el 50 % de los líderes en el ámbito de la salud son oriundos de dos países: Estados Unidos y el Reino Unido. Y el 92 %, un porcentaje enorme, obtuvo sus títulos académicos en países de altos ingresos y, de ellos, el 8 % asistió a Harvard. Este patrón arraigado afecta seriamente el progreso en materia de equidad sanitaria e, incluso, de equidad vacunal.

Es indudable, entonces, que la designación de un africano para liderar GAVI es un paso en la dirección correcta. Y Pate parece estar comprometido con la defensa de un acceso equitativo a las vacunas. Con ese objetivo, una prioridad clave debe ser garantizar una exención integral de los derechos de propiedad intelectual de las vacunas contra la covid-19, así como de terapias y diagnóstico.

Como explica el proyecto de ley de salud de la Harvard Law School, la Decisión Ministerial de la Organización Mundial de la Salud sobre el Acuerdo Trips, aprobado en junio del 2022, dio lugar a una exención limitada, que cubría los derechos de patentes de las vacunas y protegía los datos de los ensayos clínicos para su uso en el proceso de aprobación regulatoria. Pate debe trabajar estrechamente con su compatriota nigeriana y directora general de la OMS, Ngozi Okonjo-Iweala, para garantizar una exención amplia antes de la próxima pandemia.

Para impulsar la equidad vacunal también será necesario que los líderes africanos reduzcan su dependencia del financiamiento de los donantes para los programas de vacunación infantil. Si bien las tasas de pobreza en toda África son elevadas, también lo son los flujos financieros ilícitos que salen del continente: casi $89.000 millones se pierden cada año en fugas de capital ilícitas.

Los líderes en los sectores público, privado y no lucrativo deben impedir estas fugas y asignar los ingresos a fomentar la reducción de la pobreza y el cumplimiento de los objetivos de desarrollo, entre ellos, imperativos sanitarios como la vacunación.

También es necesario que los países de bajos y medianos ingresos cumplan un rol más relevante en el proceso de toma de decisiones en el nuevo Fondo para Pandemias del Banco Mundial. El fondo se creó, precisamente, para ayudar a estos países a invertir en sus capacidades, a fin de impedir, prepararse y responder a los brotes de enfermedades infecciosas.

Sin embargo, los Centros para el Control de las Enfermedades en África —responsables de coordinar la prevención y el control de enfermedades para los 55 Estados miembro de la UA— todavía no son acreditados como lo que se da en llamar una entidad de implementación. Sin duda, una agencia que supervisa la seguridad sanitaria del 16 % de la población planetaria debería participar plenamente en el Fondo para Pandemias.

Ver que Pate recibe esta oportunidad de liderazgo me hace sentir orgulloso, como compatriota nigeriano, y esperanzado por el futuro de la salud en el Sur Global. Pero para descolonizar el sector global de la salud y alcanzar una verdadera equidad sanitaria, es mucho más lo que hay que hacer. De eso depende cómo nos vaya colectivamente en la próxima pandemia.

Ifeanyi M. Nsofor, miembro sénior de New Voices en el Instituto Aspen, es miembro atlántico sénior para Equidad en Salud en la Universidad George Washington y socio de Innovación en PandemicTech.

© Project Syndicate 1995–2023