Deportes y educación

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Leí con gran preocupación que más de 117.000 niños no reciben educación física en las escuelas. Eso equivale al 30% de la población en edad escolar.

Además de negarles un derecho fundamental, como lo es una formación integral, se están creando desigualdades odiosas que ponen en desventaja a un importante porcentaje de nuestros niños y se pierden importantes oportunidades que le pasarán una cara factura al país.

La educación física es fundamental para que los niños desarrollen no solo sus capacidades motoras, sino también hábitos de vida saludables, fundamentales en sociedades cada vez más longevas. Necesitamos ir a una sociedad en la que nuestros adultos mayores gocen de una vida plena, saludable durante el mayor número de años. Los hábitos del ejercicio y la buena nutrición deben ser adquiridos desde edades tempranas.

La educación física y la práctica del deporte resultan fundamentales en el desarrollo de esas habilidades blandas tan necesarias para el trabajo y la vida, como la disciplina, la estrategia, la labor en equipo, el lidiar con el fracaso y administrar el éxito. No es casualidad que una característica común en muchas mujeres líderes es justamente el haber practicado algún deporte de alto rendimiento.

Si bien es cierto los recursos son siempre escasos y esta es una razón detrás de la situación, también es cierto que existen varios temas que parecieran estructurales y que definen prioridades. Esto amerita que el MEP lo analice.

Las dramáticas carencias en infraestructura muestran cómo esta no ha sido una prioridad. Por ejemplo, hoy solo 341 de 3.733 escuelas cuentan con instalaciones idóneas, planchés o canchas de fútbol, deporte en el que por cierto deben eliminarse las discriminaciones por género que aún persisten.

Si bien son inexcusables, se comprende que ocurra en centros unidocentes, pero resulta indefendible en escuelas con poblaciones más numerosas. Pareciera que existe un fuerte componente personal que hace la diferencia, tal es el caso de directores de escuelas o direcciones regionales más comprometidas, como en Heredia.

Dentro de este marco, aplaudo que la Sala Constitucional exija al MEP garantizar este derecho fundamental, demostrándose, una vez más, la importancia de la dupla convenciones supranacionales y Sala IV en la garantía de nuestros derechos.