Concurso de huecos

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Al presentar ayer una información sobre el deterioro de las vías en San Pedro de Montes de Oca, el presentador de Telenoticias dijo que las calles de todas partes estaban llenas de huecos pero que a las de San Pedro no les ganaba nadie.

Tras la desilusión inicial que me produjo el pensar que pudiera haber otro lugar con mejores huecos que mi querida ciudad natal, Heredia, mi desconsuelo se tornó de inmediato en indignación. No podía aceptar que se señalara, sin comprobación previa, cuál era la localidad que ostentaba el primer lugar en esa nueva política de rediseño de las carpetas asfálticas.

Por eso rechazo enérgicamente tal afirmación e insto a que de inmediato se organice un concurso para saber qué ciudad tiene el más atractivo, armónico y variado repertorio de huecos. Dudo mucho --pecando de inmodesto-- que haya siquiera unas cuantas ciudades que puedan competir con la mía.

Como parte del material básico que debería presentarse para el concurso sugiero el número de huecos por metro cuadrado, la diversidad de tamaños y profundidades, los ángulos de inclinación, la simetría con respecto a las cunetas y la cantidad de llantas estalladas y aros doblados por mes.

Sin ánimo de desanimar a quienes quieran entrar en la competencia, cito nada más tres virtudes que nos encaminan al podio de los vencedores: 1) Durante un reciente desfile de centros de educación preescolar, en una esquina había que darles la mano a los niños para que pudieran salvar un hueco; 2) En ese mismo hueco, las maestras tuvieron que pasar alzados los carritos en que transportaban los bombos, y 3) Una de las dos calles de salida de la ciudad es la única en el mundo en que los carros circulan en zig zag y moviéndose como porfiados.

Viva Heredia por media calle, o mejor dicho, por medio hueco.