Como en un laberinto

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El Gobierno es rehén, no solo de los sindicatos limonenses y de otros grupos de presión, sino de sus propios anuncios y decisiones.

Luce atrapado en un laberinto en el que las soluciones a problemas nacionales, unos severos y otros no tanto, se postergan.

Desde pensiones hasta las estibas, un día y otro se levantan expectativas de definiciones cruciales pero nada pasa o, lo que ocurre, es marginal.

Diálogo bajo presión, que por lo general lleva a abortar, temporalmente, movimientos de fuerza, se ha convertido en las últimas semanas en una constante gubernamental creciente.

El caso de los estibadores es revelador. Públicamente no ha faltado un vocero de Gobierno en advertir que no hay más allá en materia de privilegios al alegado contubernio de ciertas empresas y sindicatos.

Está muy bien que se frene esa anómala situación. Hay pocos costarricenses que duden de una sana competencia que incida en mayor eficiencia en los muelles limonenses.

Pero, está muy mal que, lo que se predica no se concrete o quede al antojo de una banda sindical todopoderosa apadrinada, al parecer, por influyentes intereses empresariales.

?Ante quién cede el Gobierno? ?Ante los sindicatos? ?Ante algunos empresarios? O, ?ante la incoherencia que se percibe entre anuncios y decisiones?

Coincidimos con ciertos voceros oficialistas de que no se debe gobernar por imagen, pero hasta ahora pareciera que frente a problemas y decisiones fundamentales las definiciones siguen postergadas.