Chizas confesas

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Confesión pública:

"Precisamente --dice una información aparecida en nuestra página 30-A del miércoles-- la Asociación de Agentes de Aduana anunció que sus miembros no pagarán más dádivas a los servidores de la Aduana Multimodal con el fin de apurar los papeleos".

¿Debemos aplaudir o llorar ante esto?

Aplaudir, porque, aparentemente, se están agilizando procedimientos y combatiendo la corrupción. Llorar, porque las revelaciones de ese escueto párrafo son alarmantes:

1. Los agentes de aduana reconocen que han estado pagando chizas para agilizar trámites; es decir, han sido parte de un círculo vicioso de corrupción que, si bien es cierto surge de los funcionarios, no se perpetuaría sin la complicidad activa de los usuarios.

2. Aceptan implícitamente que esa es una práctica concertada por cuanto concertadamente también deciden frenarla, como parte de un acuerdo que involucra al Estado.

3. El freno, sin embargo, es solo en una aduana específica --la Multimodal--, lo cual quiere decir que el pago continuará en todas las demás.

El mal está tan arraigado en el sistema, que ni siquiera la subdirectora de Aduanas, Loretta Rodríguez --justificadamente satisfecha por la modernización de sistemas-- se muestra sorprendida por la confesión.

¿Se sorprenderá el Ministerio Público, como para actuar en el caso, o todo seguirá dependiendo de lo que decidan quienes forman parte del engranaje?