China y la Cero Covid

El relajamiento en China de las medidas contra la pandemia origina debates y temores

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

China suspendió su Política Cero Covid, medida que provocó debate y temor debido al aumento de contagios, que podrá ser exponencial por su proximidad con el Año Nuevo chino. La magnitud de la decisión invita a reflexionar sobre sus posibles razones e implicaciones.

La decisión se tomó después de las violentas protestas de noviembre, las más concurridas desde el 2012, lo que fue una fuerte presión para las autoridades de una población cansada de tres años de cierres draconianos y pruebas y cuarentenas obligatorias, a lo que se sumó la baja en los ingresos y la pérdida de negocios.

Un dilema para Pekín, que debió sopesar mantener la política y enfrentar el enojo de la población que un año más podría ver truncado su reencuentro con la familia en la celebración del Año Nuevo chino o lidiar con las consecuencias de la ralentización de las medidas anticovid, en un momento adverso.

El invierno, los bajos niveles de vacunación de los mayores de 80 años, el confinamiento que evitó la inmunidad de rebaño y la poca eficacia de las vacunas chinas frente a las de Occidente coincidirá con la que es considerada la mayor migración del mundo durante el año, el chunyun. Cerca de 300 millones de personas se movilizan de las ciudades (zonas económicas especiales) a reencontrarse con sus familias en áreas alejadas, un reto histórico a la infraestructura de transporte y, en este 2023, a los servicios sanitarios.

La medida es ya motivo de discordia con otras naciones, y el aumento de viajeros al exterior encendió las alertas. A los chinos se les exigen requisitos de ingreso, lo que molesta a Pekín, pero también a Occidente, en razón del rechazo del régimen a su oferta de vacunas.

Preocupación aparte por las vidas que se pondrán en peligro ante el inevitable pico de contagios, la medida significa menos disrupciones en la producción y en la logística hacia los mercados, lo que quizás dará tranquilidad a las empresas asentadas en China. No creo, empero, que la mayor apertura las haga desistir de su relocalización, lo que ya nos beneficia como país, al haber aprendido las compañías globales la dura lección de los riesgos de la dependencia concentrada en un solo país o zona geográfica.

nmarin@alvarezymarin.com

La autora es politóloga.