La obra «Un alto en el camino» es una recopilación de entrevistas y escritos del doctor en Derecho Penal Enrique Castillo, exministro de Justicia y excanciller. En un artículo de 1995, titulado «Cárcel y filosofía política», desnuda de cuerpo entero la realidad actual: «Las cárceles de un país reflejan el estado de la economía y su grado de democracia».
El hacinamiento carcelario es un problema de larga data. Según el Estado de la Justicia, entre el 2011 y el 2019 ascendía al 50 % y, pese a nuevas construcciones y legislación, superó en enero del 2020 el estándar internacional máximo del 20 %, al alcanzar un 30,8 %.
El esfuerzo por brindar mecanismos alternativos, que tomó años en concretarse, por ejemplo, los medios electrónicos, entre estos, las tobilleras, se han convertido en un referente de ineficiencia y cuestionamientos. Su futuro, además, es incierto.
En mayo del 2020 el Estado de la Nación alertó que la covid-19 y las prisiones eran una bomba de tiempo, y esperaba que no se convirtiera en una premonición en momentos en que el país se declaraba en emergencia debido al aumento de contagios y hospitalizaciones.
Pero lo fue. Diez de once centros penitenciarios para hombres tienen orden de cierre, lo que equivale a la prohibición de ubicar ahí más reos, y el único sin ella sobrepasaba en agosto el 94 % de su capacidad.
El Poder Judicial es presa de la literalidad de la ley y no sopesa la emergencia sanitaria. Impide el uso temporal de ciertas áreas no óptimas, pero que bien pueden ser utilizadas para el aislamiento de primer ingreso y proteger al resto de los presos. Paradójicamente, lo resuelto traslada el hacinamiento a las celdas judiciales.
El Ministerio de Justicia destaca por su incapacidad al no recurrir a su par de Salud ni convencer a las autoridades judiciales, para así proteger la salud de una población vulnerable a causa del hacinamiento.
La peor injusticia y falta de humanidad es contar con el CAI Terrazas, sin uso por falta de planificación y el atraso en la aprobación legislativa del presupuesto, aunque el ejecutivo contó con períodos de extraordinarias.
Tomo como propias las palabras de don Enrique: «El sistema penal que tenemos habla mal de nuestra democracia».
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La autora es politóloga.