Miles de docentes se van hoy de vacaciones tras las “vacaciones” que se dieron durante 89 días de huelga, en los cuales boicotearon la educación de más de 800.000 escolares y colegiales.
Es imperdonable lo que hicieron.
En una huelga inútil, porque no lograron nada, atentaron contra los más pobres, contra los que no tienen cómo pagar educación privada.
La mayor desfachatez es la de los directores. Si algo puso en evidencia la huelga, es que la mayoría de las escuelas y los colegios están dirigidos por los peores educadores.
Tendrán múltiples títulos universitarios y años de experiencia, pero esos 2.440 directores (74 % de los 3.200) que paralizaron centros educativos carecen de otros requisitos esenciales para guiar a maestros y estudiantes: vocación para enseñar y sensibilidad ante la pobreza y las carencias de sus estudiantes.
A esos 2.440 directores no les importó dejar en el aire los trámites de becas para 22.000 niños pobres en el curso del 2019. Les valió un céntimo dejar sin alimento a 99.000 escolares a los que se les suspendió el servicio en comedores.
Esos “profesionales” se fueron a huelga indefinida sin pensar en los resultados de casi 50.000 colegiales que iban a bachillerato… Ellos, son los responsables de la catástrofe en los exámenes pues solo el 25 % pasó las pruebas, aunque, al final, con un gran empujón del MEP (la curva), la promoción subió a un 82 %. Un engaño para la historia y para los jóvenes si logran llegar a la universidad.
El MEP es el principal responsable de que cualquiera llegue a ser director de escuela o colegio, pues, evidentemente, no evalúa la vocación y, menos, los valores.
Por ello, en adelante, debe exigirles un compromiso para que cumplan con su obligación de no ir a cualquier huelga indefinida, pues no atentan contra el “MEP”, sino contra PERSONAS POBRES, vulnerables.
El artículo 5 del Código de Trabajo es clarísimo: los directores son “representantes de los patronos” y no pueden ir a huelga indefinidamente.
Hago la salvedad. Hay un 26 %, 760, que sí hizo su trabajo, se mantuvo en su cargo, estuviera o no de acuerdo con la reforma fiscal. Y lo hizo por su vocación para educar.
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Armando Mayorga es jefe de Redacción en La Nación.