Ajedrez turco

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La peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial ha convertido al presidente Recep Tayyip Erdogan, y a Turquía, en un socio “indispensable” para la Unión Europea (UE), una ventana de oportunidad cuyo éxito dependerá de cómo juegue Erdogan sus cartas.

Otrora impensable, los jefes de Estado de la UE dieron luz verde al plan acordado por las autoridades turcas y la Comisión Europea. El acuerdo pretende mejorar las condiciones laborales y educativas de los 1,7 millones de refugiados sirios actualmente en territorio turco para hacerlos desistir de migrar a Europa.

El plan pretende también impedir el flujo de migrantes que parten de las costas turcas a las islas griegas, ruta favorita de ingreso a la UE. Mayores controles en costas y fronteras y mejor colaboración con las autoridades griegas y búlgaras son parte de lo negociado.

A cambio de eso, Turquía demanda fondos de cooperación adicionales, por una suma superior a los 3.000 millones de euros y aspira a que se le confiera al 2016 a sus nacionales la exención de visado para circular libremente por los países que acordaron el libre tránsito en la Unión Europea (visa Schengen) y además revivir el estancado proceso de adhesión a la UE.

La visita de Ángela Merkel a Estambul ha sido una señal para validar el compromiso de los europeos frente a una Turquía que por un lado reclama un mayor protagonismo acorde con su condición de socio estratégico en la OTAN, actual presidente del G-20, y el creciente peso de su economía, pero, por la otra, es recelosa de las intenciones y posibilidades de ser aceptados como socios plenos de la UE.

Son difíciles barreras asuntos como el genocidio armenio en 1915 (no aceptado por Turquía), los conflictos territoriales en Chipre, las violaciones de derechos humanos, la “cuestión” kurda, ayudas a ISIS, o el creciente autoritarismo turco.

Lo mismo que la posible oposición ante los cambios que conlleva la incorporación de más de 70 millones de musulmanes en una UE de 500 millones de habitantes de mayoría cristiana, así como el perder el estratégico búfer de protección entre la UE y el convulso Oriente Medio.

¿Qué hará Erdogan? ¿Le favorecerá este acercamiento en las elecciones legislativas anticipadas del 1.° de noviembre? Si obtiene la mayoría, ¿preferirá modificar la Constitución y aprobar mayores poderes, alejándose de la vía democrática afín a los valores europeos o hará un cambio de rumbo hacia Occidente?

(*) Nuria Marín Raventós es licenciada en derecho por la Universidad de Costa Rica y máster en artes liberales por Harvard University. Es cofundadora y vicepresidenta del grupo empresarial Álvarez y Marín Corporación.