Acción política desde la esperanza

Los ciudadanos no tenemos por qué bailar con la música estridente que otros tocan

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Fue un cartel de doble tracción: un primer plano de Barack Obama nos atrapa con trazos simples y colores fuertes, y una palabra breve y vibrante se imprime sin preámbulos en la retina: Hope. Si se convirtió en ícono de la campaña electoral estadounidense del 2008, no fue solo por el acierto gráfico de su diseñador, Shepard Fairey, sino también por la fuerza de su significado: la esperanza como ruta y clamor, representada por el candidato de piel oscura y propuestas inspiradoras, que se convirtió en presidente.

Mucho ha cambiado desde entonces en la política de Estados Unidos y otros países, entre ellos, por desgracia, el nuestro. Pero mucho puede y debe rescatarse o —mejor aún— crearse, para enmendar el rumbo y evitar que el odio, las amenazas, el desdén o el abatimiento se impongan sin remedio sobre la serenidad, la tolerancia, el respeto y un justo entusiasmo por el futuro.

Se trata de recrear la esperanza como factorconceptual y operativo tangible de la acción política y la convivencia social. Muchos pensarán que, en un entorno deliberadamente viciado desde algunas cúpulas, como el que padecemos, resulta muy difícil. Sin embargo, quizá sea al contrario: ante la fatiga y el ahogo crecientes, generados por el catastrofismo inducido, la esperanza se vuelve un factor diferenciador clave.

No percibo aún ninguna fuerza política que entienda y emprenda a partir de esta necesidad, que también es oportunidad. Pero otros sectores lo están haciendo, y quizá logren permear hacia arriba.

Pienso en iniciativas como la ONG +Costa Rica, que concluyó hace poco una capacitación a dirigentes emergentes de partidos múltiples que competirán en las elecciones municipales. Su éxito fue doble: el de la formación para asumir responsabilidades y el de la ruptura de barreras para dialogar, entenderse y respetarse. Y está a punto de lanzarse una propuesta elaborada para ese proceso por 59 jóvenes de 37 partidos, con 25 compromisos alrededor de objetivos como transparencia, ética, respeto, desinformación, nuevas tecnologías y participación política equitativa.

Son esfuerzos acotados, pero con un potencial de alto impacto. Además, revelan que los ciudadanos no tenemos por qué bailar con la música estridente que otros tocan. Mejor hacerlo al ritmo de la esperanza realista.

Correo: radarcostarica@gmail.com

X (anteriormente, Twitter): @eduardoulibarr1

El autor es periodista y analista.