Cartas a la Columna

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Billetes falsos

Banco no se hizo responsable

El 29 de abril a las 2:43 a. m. retiré del cajero del Banco Nacional de Terramall ¢105.000. Por apuro y descuido no revise los billetes. Fue después, ya tarde, cuando me percaté de que tenía ¢60.000 en billetes de ¢10.000 falsos. Al día siguiente, pedí hablar con el gerente para solicitar una investigación interna, pero no me atendió. En la plataforma adujeron que existen controles cruzados y por tanto era imposible lo que yo denunciaba. Luego me devolvieron los billetes sin hacer el cambio.

Cristian Romero Vargas

Cartago

Cobro injustificado

Fui a averiguar sobre el estado de cuenta de mi tarjeta Walmart Credomatic, y en el listado que me dieron aparece un cobro de más, del cual no me informaron cuando solicité la tarjeta. Se trata de una comisión que no supieron explicar a qué se debe. Solicito una respuesta.

Rebeca Molina Fernández

San José

Error en diccionario

El diccionario de la Academia Española de la Lengua contiene muchos costarriqueñismos que, se supone, fueron enviados por la Academia de Costa Rica. Uno de estos es “conchudo”, al que definen como “tosco, poco trabajado, sin pulimentar”. Eso es incorrecto. Todos en este país entendemos por conchudo, al desvergonzado, indolente, descarado, etc. Pero lo que tiene un acabado poco delicado, que es burdo, basto, sin pulimento, los ticos lo calificamos como concho. Lo anterior puede ser al verlo o tocarlo; a eso también definimos como “brocho”. Este es otro error sobre los costarriqueñismos que es siembra y cosecha de la Academia de España.

Rigoberto Guadamuz Monge

Desamparados

Dinero de condominio

Dos hijos y yo invertimos en una propiedad en un condominio en La Guácima de Alajuela, en el proyecto Dulce María. Nunca lo construyeron, y no nos han devuelto la totalidad del dinero y tampoco hay claridad sobre la razón del atraso. A mis dos hijos y a mí nos urge el dinero.

Rosey Cortés Alvarado

Alajuela

Gente necesitada

Casa, abrigo y sustento son palabras que solo existen en nuestro vocabulario. Para el indigente atrapado por los vicios, son desconocidas. La Nación del 27/3/16 expone la realidad que esa inmensa población sufre por el poco amor al prójimo que llevamos dentro.

Al leer con detenimiento este reportaje, justifico en buena parte que somos responsables. El gobierno, consciente de esta crueldad humana, tiene planes de ayuda. Confío que tal sentimiento amoroso rinda frutos. Mientras usted y yo nos llenamos y cumplimos antojos botando sobrantes, otros buscan mitigar el hambre con un mendrugo. Esa es la verdad del ser humano que un día, por circunstancias especiales, el abandono y las drogas lo hicieron presa fácil.

Manuel A. Campos Guevara

Cartago

Respuesta de Tigo

Tigo Star ha hecho múltiples esfuerzos para localizar a Gabriela Muñoz ( Cartas, 13/4/16) y a Carmen Aguilar ( Cartas, 12/4/16) con el objetivo de atender de forma personal los casos expuestos en este espacio.

Dado que no ha sido posible hallarlas dentro de nuestra base de datos de clientes, les pedimos que nos contacten para brindarles la atención que merecen. Nuestros canales de atención son la línea 1722, el correo contacto@tigo.co.cr y el chat disponible en http://www.tigostar.cr.

Jairo Ledezma

Jefe de Servicio al Cliente Tigo

Lecciones perdidas

En los pasillos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica caminan personas sin tocar el piso, solamente propulsados por la fuerzas de sus propios egos. De profesores a estudiantes, y otros funcionarios, todos con la cabeza en alto y orgullosos de la Facultad.

La acreditación finalmente llegó hace poco tiempo, el cuerpo docente va a estrenar casa en dos años y todo parece ir viento en popa. Pero ¿qué pasó con las lecciones? Al menos una vez a la semana llega un correo amenazando nuestro aprendizaje, un correo que nos cancela clase.

Es entendible bajo algunas circunstancias, pues de las audiencias y los juicios pocos profesores se salvan. ¿Qué ocurre cuando se cancelan clases sin razón?

Por estos días se celebra el Congreso Académico, un logro conseguido bajo el esfuerzo conjunto de profesores y estudiantes que verdaderamente quieren ver surgir a la Facultad. De alta importancia, claro está; sin embargo, no encuentro razón en suspender cinco días de clase con tal de que los menos interesados acudan a esta actividad.

A quien le parezca pertinente asistir lo puede hacer cubierto bajo la seguridad de que no habrá evaluaciones durante la semana, los apuntes fácilmente se consiguen con un compañero y la experiencia en el congreso compensa la ausencia.

Primero vino Semana Santa, se acerca la Semana Universitaria, un par de feriados cuyos orígenes han sido olvidados –no es tema relevante ahora– y algún inconveniente del profesor. Avalo actividades como esta, no avalo la pérdida patológica de clases de la que sufre mi Facultad. Aquí el peor síntoma es la alegría que sienten algunos alumnos por tener “vacaciones”, me consterna el futuro profesional que nos aguarda.

María José Soto Gutiérrez

San José