Cartas a la columna: Estudiantes manipulados

De las masas salen quienes hacen su agosto

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La estrategia de manipular y movilizar a la masa estudiantil para que se oponga a proyectos nacionales no es nueva. Recuerdo como si fuera hoy, las protestas y manifestaciones de 1970 en contra de la explotación de bauxita por parte de la empresa estadounidense Aluminium Company of America (Alcoa).

Como era de esperarse, producto de esa revuelta, surgieron líderes estudiantiles y políticos que hicieron su agosto y, finalmente, el proyecto fue anulado y archivado. Casi cincuenta años después de los grandes movimientos contra Alcoa, se sigue usando a los estudiantes para bloquear proyectos educativos, políticos y sociales.

Egidio Vargas Durán, Santo Domingo de Heredia

Reformas pendientes

La difícil situación económica que atraviesa el país, desgraciadamente, se ensaña aún más con la población desempleada de más de 55 años, pensionados y adultos mayores en estado de desamparo.

Para toda esta población, tener acceso a los fondos del Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP) significaría una tabla de salvación para paliar su paupérrima situación económica.

Urge que los diputados ayuden a esta gente dando prioridad a dos proyectos que están en la corriente legislativa: el 20698 del Partido Liberación Nacional y el 21309 de Restauración Nacional.

Marco Solís Varela, Cartago

Educación dual

En momentos de debate en torno a la educación dual, cabe señalar que la secundaria es esencial para una transición exitosa y segura de la adolescencia a la vida adulta. La educación debe ayudar a los jóvenes a comprender y exigir sus derechos, a desarrollar habilidades para el pensamiento crítico, a aprender a hacer un uso responsable de los recursos ambientales y técnicos, y a fomentar en ellos el tipo de creatividad y amplitud de criterio que apuntalen una ciudadanía activa y democracia estable.

Hago hincapié en la forma desacertada de los estudiantes de ir a una negociación donde no se haga valer su propia representación; un calco del gremio de educadores.

Es desperdiciar la oportunidad de un espacio de análisis crítico y objetivo para aprovechar la consolidación de un sistema de educación dual sin posturas espontáneas u ocurrentes.

Ya son muchos los años en que he participado en la práctica del sistema dual en colegios técnicos profesionales y el INA. Muchos practicantes siguieron una profesión técnica y otros continuaron estudios universitarios. No se debe desperdiciar una oportunidad invaluable.

Felipe Ureña Castro, Orotina

Renovación educativa

Existe gran expectativa sobre el trabajo que realizará la nueva ministra de Educación, Giselle Cruz, por su visión y experiencia profesional, esencialmente, en las áreas curricular, administrativa y de evaluación.

El sistema educativo necesita una transformación integral. Debemos pasar de la convencional, lineal, mecanicista, fragmentada y de retención desmedida de información, conocimientos y datos, a procesos de aprendizajes, capacidades y competencias más enfocados a pensar, resolver problemas y retos.

Los alumnos deben jugar, diseñar, desafiar la realidad biopsicosocial que contemplamos, trazar diferentes percepciones en los complejos entornos que transitamos en las dimensiones y acciones, acorde con las inteligencias múltiples descubiertas en el ser humano.

El vacío educativo influyente que altera la paz social, exige al Estado, a todos los sectores e instancias públicas y privadas a trabajar mucho más en la educación formal e informal, y la capacitación en servicio, así como en valores y moralidad, ingeniería social, desarrollo humano, consciencia planetaria y entendimiento nacional.

José Rugama Hernández, San José

Cara informalidad

Los trabajadores informales no pagan el seguro social, tampoco impuestos. Eso está mal porque están desprotegidos si sufren accidentes o se enferman; también perjudican a la sociedad, pues el Estado debe aprobar nuevos tributos sobre lo que consumimos todos por igual, formales e informales.

Los informales deberían considerar este aspecto, pues de sobra pueden cotizar a la CCSS y cumplir con el deber de tributar. Doy dos ejemplos. En mi casa se dañó la llave para abrir la ducha, por quitarla y poner una nueva me cobraron ¢25.000. Un trabajo que no le tomó ni 25 minutos. Luego se taqueó el inodoro. El problema era muy simple de resolver: mover una llave para darle más presión a la salida del agua. Me cobraron ¢35.000 por ese pequeño trabajo. Así cobran los informales. Creo que el Estado debe crear una cultura, desde la escuela, para que quien trabaja por cuenta propia se considere un trabajador formal y cumpla con sus obligaciones para con la sociedad. Es un asunto más mental que de conceptos.

María Morales Umaña, Rohrmoser