Cartas a la columna: Cobro injustificado

Parqueo de Oxígeno marcó ¢3.900

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El 17 de abril fui al Mall Oxígeno, como a las 2 p. m., y salí una hora después. Como utilizo Compass, el servicio se descuenta de mi tarjeta de crédito. Para mi sorpresa, el rebajo registrado fue de ¢3.900 y el comprobante indica que salí a las 3 a. m. del día siguiente. Hice el reclamo a Credomatic y ahí me contestaron que no es culpa de ellos, que reclame en el parqueo.

Quienes usamos el dispositivo no recibimos tiquete de hora y salida del estacionamiento porque la aguja se levanta automáticamente. Lo que voy a hacer es dejar de usar Compass para que no me cobren lo que no debo.

Luis Ordóñez Calvo

Heredia

Decepcionante paseo

En días anteriores a la Semana Santa, fui a Puntarenas y quedé asombrada por el abandono en que se encuentra la ciudad. Da vergüenza. Sus espaciosas calles, que antaño sirvieron de vías de comunicación para el traslado de productos, están sucísimas, da tristeza observar su estado.

El mercado —si se le puede llamar así— cuenta con escasos puestos de ventas y todo es desorden, suciedad y abandono. Nada justifica esa condición. Me pregunto qué estará haciendo la Alcaldía. Además, el balneario continúa con llave, deteriorándose lentamente. En el paseo de los Turistas hay puestos de ventas en las aceras, los cuales obstruyen el paso de los peatones. Los indigentes convirtieron las aceras en dormitorios a vista y paciencia de los visitantes. El paseo de los costarricenses al puerto perdió sentido.

Clara Zárate Sánchez

San José

Mal trato

Hace dos meses cancelé una deuda adquirida con el banco Promerica y hasta el momento la empresa gestionadora de cobros no ha presentado los documentos al juzgado para detener el proceso judicial.

He llamado cientos de veces para que agilicen el trámite; sin embargo, ha sido en vano porque las personas que me atienden por teléfono se burlan de mí, dicen que el abogado anda de viaje, de vacaciones, de paseo y un sinfín de pretextos más. He solicitado hablar con encargados y, de igual manera, son personas sin seriedad, pues afirman que van a resolver el problema y que me devolverán la llamada en 2 o 3 días y nunca lo han hecho.

También solicité ayuda a Promerica, pero ahí se lavan las manos, a pesar de que nunca firmé un préstamo con la gestionadora, sino con ellos.

Solicito que me ayuden o me guíen para saber adónde debo dirigirme para que esa empresa presente al juzgado los documentos que faltan y no seguir viéndome afectado.

Marcos Picado Gómez

Barrio Cristo Rey

Elefantes bancos

Se cree que la expresión “elefante blanco” viene de una historia según la cual los reyes de Siam (Tailandia) tenían la costumbre de obsequiar esos animales a los ministros de la Corte (cortesanos) que les disgustaban, con el fin de arruinarlos por el alto costo que implicaba cuidarlos debido a su gran tamaño.

En nuestro país, existen instituciones públicas que calzan con la metáfora. Podría mencionar algunas, pero se resentirían las otras.

De lo que sí podemos estar seguros los costarricenses es de que los políticos, a lo largo del tiempo en que nos han gobernado han saturado al pueblo con tantos regalos de “elefantes blancos” que ya no podemos mantener y no sabemos qué hacer con ellos.

Orlando Jiménez Chaves

San José

Escarnio público

Circula la noticia que veinticinco legisladores no asistirán a la develación del retrato del anterior gobernante en la Asamblea Legislativa.

Ante los desastres cometidos por servidores públicos de la administración pasada, así como de anteriores gobiernos, siempre he considerado que si sus actos no se llevan a instancias judiciales, o bien si los procesos no culminan en sentencias, debe existir un instrumento de escarnio público que implique un castigo por los actos cometidos o por las circunstancias que permitieron que ocurrieran y perjudicaron la Hacienda pública o, en general, el correcto y transparente funcionamiento del aparato estatal.

La decisión de los veinticinco diputados de no ir al acto debe ser apoyada por los otros congresistas y espero que el repudio alcance a todo el país.

William Monge

San José

Atención en la vejez

El 18 de abril La Nación publicó un artículo titulado “Adultos mayores dan a las familias más de lo que estas les aportan”. Durante varios días, estuve releyendo cuidadosamente el texto porque me llamó mucho la atención. Llegué a las siguientes conclusiones, a mi juicio, irrefutables:

Primero, la situación, no solo económica, del país está irresuelta para nosotros, como nos dicen eufemísticamente, los de la tercera edad. Segundo, muchos tratan de maquillar la vejez, el deterioro paulatino y el camino hacia la muerte con visiones fantásticas de grandiosidad. Hablan de lo sabia y bella que es esta etapa de la vida, incluso, idolatran a quienes superan los cien años. La sociedad y la familia son incapaces de determinar que los problemas y la atención del adulto mayor no son solo económicos. Tercero, no se habla, todavía nada, de lo afectivo y espiritual. Nadie se refiere a aquello que se traduce como abandono emocional y espiritual, y que es mucho más simple de atender que contribuir a la “familia” con parte de la pensión. Son tan necesarios los gestos y las palabras de cariño. Se esperan con paciencia esos detalles de sana convivencia. Cuarto, un gesto excepcional sería ser tomado en cuenta para cualquier minucia. Con esto cobran vida las palabras: “No solo de pan vive (en muchos casos sobrevive) el hombre”.

Carlos Masís Acosta

Cartago

Agradecimiento

Deseo agradecer al Concejo Municipal de Tibás y al alcalde, Carlos Cascante Duarte, por haber colocado cinco reductores de velocidad, estratégicamente, en la avenida 61, entre el parque y el cementerio. Sin duda, de ahora en adelante habrá menos accidentes.

Eduardo García Vargas

Tibás