Bienvenido el fracaso

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La eliminación de Costa Rica rumbo al Mundial de Sudáfrica 2010 es lo mejor que le pudo haber ocurrido a nuestro futbol.

La cadena de desaciertos e indisciplina fue tal, que la soñada clasificación solo habría llevado a un espejismo mayor en la competencia mundialista.

Nuestro país no tenía con qué enfrentar dicha justa.

En el plano organizativo, tenemos un campeonato nacional deficiente y mediocre.

En otras latitudes del primer mundo balompédico, los equipos se enfrentan todos contra todos y la competencia, si bien no es tan pareja, obliga a una mejor organización y seriedad a la hora de hacer contrataciones y establecer los calendarios.

En Costa Rica tenemos un remedo de campeonato. En la primera fase de los torneos de Apertura y Clausura quedan “sembrados” los primeros lugares de los dos grupos y los dos segundos de cada uno juegan una especie de “liguilla” para optar por las semifinales.

Para hacer más folclórico nuestro torneo, los que quedan en 4.° lugar tienen un premio de consolación en efectivo, que hasta la fecha se adeuda.

El proceso premundialista recién terminado tampoco estuvo exento de desaciertos. Pasamos de uno hablador e impertinente, a otro más sobrio y estudiado, pero que no supo discernir los signos de los tiempos. Terminó dejando el barco ante la incapacidad de remozar el planteamiento y la actitud del equipo y ante una soterrada lucha de poder en el camerino.

Un último emergente tampoco pudo hacer mucho más allá de la motivación. La inspiración tampoco es suficiente si no se pueden manejar los conceptos básicos como aguantar la bola en la cancha contraria para quemar tiempo, o dejarse empatar en el último momento.

Esta eliminatoria también dejó al descubierto vedettes que imponían sus criterios ante las disposiciones técnicas o sencillamente calentaban aparte antes de un partido.

No olvidemos a quien abandonó la concentración molesto porque no fue tomado en cuenta, o aquel que primero hizo una escala en la playa antes de los entrenamientos. Ellos no merecen volver a la Tricolor.

Sea este un momento para la reflexión seria, la renovación de la cúpula dirigente y el establecimiento de metas serias.

El buen sabor de boca dejado por la Sub-20 y el proceso preolímpico es el primer paso hacia Brasil 2014.