Universidad para la Paz pone orden para prevenir la quiebra

Actualmente, es decano para Avance Institucional y Asuntos Legales de la UPAZ, lleva más de 10 años ligado a la institución y conoce a fondo su estructura y sus necesidades. En 2006, fue miembro del Consejo de la Universidad como representante de Costa Rica. En 2013, fungió como rector interino hasta que Francisco Rojas Aravena asumió el cargo de nuevo rector el pasado 1º. de julio. También ha sido un reconocido profesor en derecho internacional en esa universidad.

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Para este curso académico, que se iniciará el 15 de agosto, la Universidad para la Paz (UPAZ) estará en números rojos. El despido de 24 empleados (de un total de 105) ha provocado que su prestigio se encuentre en tela de duda.

Francisco J. Aguilar Urbina recibió a La Nación ante la ausencia del rector titular. Para él, solo se trata de un período de racionalización de recursos. Hay que hacer frente a la crisis económica global, que ha causado el descenso en el número de alumnos, según explicó. Aguilar es el representante legal de la UPAZ y conoce las virtudes y deficiencias de tan importante institución educativa.

¿Es cierto que la UPAZ se encuentra en quiebra?

Hemos tenido números rojos y tuvimos que hacer malabares para salir de esa situación. En el curso académico 2012-2013, el déficit fue de $200.000. Esto no ha incidido negativamente porque hay fondos para cubrirlo.

”Lo que queremos es que en el 2013-2014 se termine sin números rojos y que a partir del 2015 tengamos ganancias”.

¿Cuánto tiempo lleva en déficit la Universidad?

Solo fue en el año académico 2012-2013. La Universidad se encuentra en una situación seria. Esto se debe a que la crisis económica ha hecho que muchos de los donantes hayan suspendido sus aportes a la institución y que se haya producido una disminución en el número de estudiantes.

”También había un problema de sueldos. Eran demasiado altos para la situación económica de la universidad”.

¿De ahí el despido de 24 personas?

Hay trabajadores que han sido despedidos y otros que han renunciado voluntariamente.

”Gracias a esta medida, la Universidad se ahorrará $1 millón al año, lo que supone un ahorro del 20% del presupuesto”.

¿La UPAZ no recibe fondos de Naciones Unidas?

Este organismo no se compromete a dar dinero para el funcionamiento de la universidad.

”La institución tiene que buscar sus propios ingresos, que vienen de donaciones de gobiernos, instituciones de diversa índole y del pago de matrículas de los estudiantes, además de los ingresos que proceden de las investigaciones realizadas por personal”.

¿Cuántos profesores fueron despedidos y cuál era su sueldo?

Cinco y ninguno de ellos estaba dando clases a tiempo completo ni hacía investigación. El resto del personal era administrativo.

”Eran los sueldos más altos de la universidad, ya que estaban alrededor de los $5.500 al mes”.

¿Los despidos solo se produjeron por cuestiones económicas o hubo otros factores?

En el caso de los profesores con sueldos altos, no estaban dando los créditos establecidos por norma. El resto del personal simplemente no hacía su trabajo de manera eficaz.

”Se supone que el profesorado debe dar 12 créditos, pero solo daban seis o menos. Además, a los maestros también se les pide que hagan investigaciones y que sean tutores de tesis, tareas que tampoco realizaban”

”Lo que se está haciendo es una racionalización del gasto. Por ejemplo, el nuevo rector va a ganar un 35% menos que el rector anterior”.

¿Habrá nuevos ceses?

La cuestión no es esa. Lo que ha pasado en la UPAZ es que hace cuatro años había un empleado administrativo y académico por cada cuatro estudiantes. Es decir, la relación funcionario-alumno se cuadruplicó. Este año conseguimos terminar con un solo trabajador por estudiante.

”Hay que añadir que las matrículas de los estudiantes no alcanzaban para cubrir esos salarios. También se aplicó una política de no despedir a nadie. Si había alguien que no estaba haciendo su trabajo bien, era sustituido y se le asignaba un puesto inventado. Ahora estamos en una racionalización total en lo académico y también en lo administrativo”.

¿En qué condiciones se marchó el personal?

Se les han pagado las prestaciones impuestas por ley.

La elección del nuevo rector y la decisión de los despidos coincidieron en el tiempo. ¿Es casual?

Hubo una orden del Consejo de la Universidad de tomar todas las medidas pertinentes para racionalizar el gasto a fin de que la institución siga funcionando.

”Había facciones que apoyaban a diversos candidatos y, como siempre, hay rumores que salen de la gente a quien le hubiera gustado que el candidato perdedor hubiera sido el nuevo rector.

”La elección del nuevo rector y de los recortes se hizo en la misma sesión. Cuando se decidió quién sería el nuevo rector, los pasados 27 y 28 de junio, ya se había establecido que se debía reducir los gastos”.

¿En cuánto ha descendido el número de alumnos?

En 2010 hubo 200 alumnos; en 2012, 142, y, por el momento, el nuevo curso académico abrirá con 115. Esperamos tener pronto un mínimo de entre 250 y 300 estudiantes, anualmente”.

¿La oferta formativa no se verá reducida?

No, se verá reforzada. De las 12 maestrías, solo una de desarrollo urbano no se va a impartir este curso. Tenía únicamente dos alumnos y también queremos controlar eso.

A partir de ahora, ¿cuál será el mínimo de estudiantes para que se pueda dar una maestría?

Lo estamos estudiando, pero debería ser entre cinco y diez.

¿Cómo pretenden dar mayor calidad a sus programas?

Relacionando las maestrías, que no sean independientes unas de otras. Parte de la reforma es evitar que haya tres profesores distintos que den la misma materia en tres maestrías diferentes. Nuestras maestrías son de un mínimo de 40 créditos, duras e intensivas”.

¿Se han pensado nuevas formas para obtener ingresos?

Una de las acciones que hemos pensado es revitalizar la educación a distancia y plantear programas de cooperación con otras universidades alrededor del mundo; que esos estudiantes puedan venir a hacer acá parte de sus estudios.

”También queremos acercarnos al resto de Latinoamérica y a los países francófonos, incluidos los de África.