El Centro Nacional de Educación Hellen Keller y la Fundación Yo Puedo, ¿y vos? emprendieron un programa para sensibilizar a la población sobre lo que viven las personas con discapacidad visual total o con baja visión.
En el programa, empresarios, docentes y estudiantes tapaban su vista con antifaces hasta por tres horas, y caminan con la ayuda de un bastón y aliándose con los sonidos de semáforos peatonales, experimentando con textos en braille y preparando algo tan cotidiano como sándwiches con jamón, queso y sus salsas.
La idea es crear conciencia en los empleadores y actores políticos sobre los retos que las personas con discapacidad visual enfrentan día a día de cara a los temas de empleabilidad.
Además, se procuraba que quienes dan clases a personas con algún grado de discapacidad visual y sus compañeros pudieran sentir lo que ellas sienten en su día a día.
Durante dos días, 8 y 9 de noviembre, personal de 40 empresas y 34 centros educativos visitaron el centro Hellen Keller para esta iniciativa llamada Cambiemos la mirada.
Este centro atiende a personas con discapacidad visual o con sordoceguera, tanto de nacimiento como debido a una enfermedad o a consecuencia de un accidente. Allí se les enseña a leer braille, pero también a movilizarse y a realizar actividades básicas. La última área, en la que se enmarcó esta actividad, es la de preparación para el empleo.
“Al Ministerio de Educación Pública (MEP) le corresponde realizar esa preparación para lo laboral. Nosotros les damos la formación, pero salen a una realidad donde las oportunidades para ellos no son tan amplias como uno quisiera, y estos esfuerzos pretenden visibilizar la situación”, afirmó Sileny Sánchez Durán, docente de Educación Especial y miembro del Equipo de Calidad Total del Centro Nacional de Educación Hellen Keller.
De acuerdo con los especialistas del Centro Nacional de Educación Helen Keller, Costa Rica no tiene un dato exacto sobre la población con discapacidad visual que se encuentra desempleada. Con este tipo de actividades, se busca sensibilizar a las empresas y empleadores, no solo para que los tomen en cuenta, sino también para que ellos sepan cómo adaptar las instalaciones para recibir a estas personas.
En los ojos del otro
Según comentó Sánchez, aunque todas las personas llevaron antifaces, no todos los participantes tuvieron el mismo grado de discapacidad visual. Muchas de ellos no veían absolutamente nada, mientras que otros tenían diferentes enfermedades que los llevaban a baja visión, como retinosis pigmentaria, glaucoma o cataratas. De esta forma, podían también sentir lo que personas con baja visión experimentan.
Esta es la primera actividad de este tipo, realizada en el marco de la Semana de los Derechos de las Personas con Discapacidad. La idea es repetir estas experiencias en años venideros y así sensibilizar a los empleadores.