Ticos dejan matrimonio para después de cumplir 30 años

Edad en que concretan vínculo subió cinco años con respecto a 1994

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Sin ninguna duda, Alejandro Araya y Laura Bermúdez dijeron “sí acepto” este sábado, en la iglesia de Santa Ana, convencidos de que era el mejor momento para hacerlo.

Alejandro tiene 35 años y Laura 33. Cada uno tiene un empleo estable, una maestría, han vivido solos, han vivido juntos, saben lo que quieren.

“Más que enamorado, uno se tiene que casar convencido”, manifestó Alejandro.

Esta pareja josefina es parte de las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) que demuestran que cada vez más ticos postergan la edad para su primer casamiento.

Por ejemplo, en 1994 la edad promedio de la mujer en el primer matrimonio era de 25 años, mientras que en el 2014 fue de 30 años. Es decir, actualmente, las mujeres se casan 5 años más tarde que hace 20 años.

En el caso de los hombres, la edad promedio para la primera unión matrimonial aumentó 6 años en el periodo, pues pasó de 28 años, en 1994, a 34 años en el 2014.

Más estudios, menos bodas. Carlos Sandoval, sociólogo de la Universidad de Costa Rica, explicó que hay evidencia que muestra que la mayor permanencia en la enseñanza formal posterga la decisión de casarse.

“La experiencia educativa prolongada retrasa el inicio de la vida matrimonial porque a mayor nivel educativo, cambian las prioridades y la visión que se tiene de la vida. Las personas tienden a priorizar más proyectos profesionales que compromisos matrimoniales. No es fácil combinar los dos”, detalló Sandoval.

Alejandro y Laura alegan que tomaron la decisión de unir sus vidas “con la cabeza fría”.

“Llegue a un punto en mi vida en que por la misma madurez, sabía que si entraba a una relación era para formalizarla. A los 28 años ni siquiera estaba cerca de casarme; buscaba independizarme de mis papás, quería seguir estudiando y conquistando experiencia laboral”, contó Araya.

Bermúdez agregó que, antes de aceptar casarse, fue compañera de trabajo de Araya, amiga, novia y lo conoció más conviviendo juntos y, profesionalmente, ya se sentía preparada.

“Hace 10 años no hubiera podido responder qué quería para mi vida. Ahora estoy segura de lo que quiero. Estoy convencida.

”Tengo un trabajo estable, mis propios ingresos; sabemos nuestros presupuestos. Conozco sus virtudes y defectos y puedo vivir con ellos, Tengo un proyecto de vida en donde lo veo a él”, explicó Bermúdez, quien tiene una hija de 12 años.

Para Sixto Porras, director regional de Enfoque a la Familia, la postergación del matrimonio tiene que ver, entre otras causas, con la libertad sexual, tanto de hombres como mujeres.

“En el pasado, la mayoría de los jóvenes en el noviazgo posponían hasta el matrimonio las relaciones sexuales; actualmente tienen el disfrute pleno de todo lo que conlleva matrimonio sin estar casados”, indicó Porras.

Más matrimonios civiles. No solo ha cambiado en estas dos décadas la edad para contraer matrimonio, sino la vía por la que se casan las parejas y el estado civil de estas a la hora de tener hijos.

Olga Araya, del INEC, refirió que el matrimonio sigue siendo importante en la sociedad costarricense. Sin embargo, en la actualidad, la población opta por las uniones civiles las cuales se han duplicado en 20 años.

Pasaron de realizarse 43,4% uniones civiles en 1994, a 72,6% en el 2014. No obstante, las bodas católicas bajaron del 56,6% a 27,4% en ese mismo periodo.

Paulo Rodríguez, de 35 años, y Gabriela Flores, de 30, se casarán el próximo sábado, en Miramar, Montes de Oro, Puntarenas, en una pequeña boda civil .

Estos vecinos de San Pedro de Montes de Oca llevan dos meses de vivir juntos. Contraerán matrimonio por esta vía para hacer oficial su relación frente a la familia y por un tema económico.

“La estabilidad emocional, espiritual y económica es parte de eso que uno no solo debe tener si no que quiere y busca. Cuando todo esto se consigue y uno se siente feliz, nada mejor que poder compartirlo con esa persona que te mueve el piso .

” Nos conocimos en el momento oportuno, cuando ambos compartimos los mismos proyectos, los mismos sueños y el deseo de seguir siempre de la mano, siendo amigos, colegas, amantes, novios, esposos y, ojalá algún día, padres”, contó Flores.

Las dos parejas en este reportaje concuerdan en que, a pesar de que ya han conseguido muchas de sus metas, casarse después de los 30 años no es una limitante para seguir soñando.

“Los sueños de uno son una propuesta de vida; si uno sabe que dentro de esa propuesta de vida se puede incluir a la pareja, evidentemente, se está preparado para construir una vida juntos. Las metas y logros continúan”, concluyó Alejandro.