Tecnología le arrebata el tiempo a la conversación ‘cara a cara’

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El juego nació hace más de un año en Estados Unidos: al salir a comer, los comensales apilan sus teléfonos celulares boca abajo en el centro de la mesa tras ordenar la comida. La única regla es que no se pueden tocar mientras comen, por más que timbren o vibren.

Al primero en perder el reto contra la seducción del pequeño aparato, le corresponde pagar la cuenta de toda la mesa.

La dinámica se tornó viral a principios del 2012, reproduciéndose en restaurantes, bares y hasta en cenas familiares.

Aunque con una gran dosis de humor, el juego subraya una situación que aqueja a muchos encuentros sociales del nuevo milenio: la imposibilidad de alguno o varios de los miembros de soltar su teléfono celular.

Un timbrazo basta para que la atención de alguno se desvíe al móvil, convirtiéndose en su prioridad y consumiéndolo.

La proliferación tecnológica explosiva de herramientas como los teléfonos móviles ha transformado, de forma radical, las interacciones sociales, según resaltó el sociólogo Guillermo Acuña, director del Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional (Idespo-UNA).

Esta situación solo se magnificó con la posibilidad de tener acceso a la red por móviles.

“El avance de las nuevas tecnologías se introdujo muy a la ligera y quién sabe si estábamos listos como sociedad para atender cambios tan profundos en tan poco tiempo”, expresó Acuña.

“Cada vez nos está costando más convivir; cada vez nos es más difícil destinar tiempo para la conversación y para entendernos, quizás porque le dedicamos menos tiempo al diálogo. Cada vez somos menos coloquiales y más tecnológicos”, añadió.

Un análisis de los datos del Censo del 2011 realizado por la empresa Unimer para El Financiero , reveló que de los 3,9 millones de personas en el país con más de 5 años, el 72% había usado un teléfono celular en los tres meses previos a la llamada. El 87,2% de los hogares dijo tener, al menos, una línea celular, para un promedio de dos líneas.

Datos de Unimer del 2012 también revelaron que en la Gran Área Metropolitana, 481.000 costarricenses tuvieron acceso a Internet por medio de su celular.

Acuña dijo que la incorporación de aparatos a la cotidianidad y la tenencia de estos dispositivos en ámbitos privados, modificó el uso del tiempo.

“Antes había un televisor en cada casa y, generalmente, estaba en un espacio compartido. Sin embargo, de un tiempo para acá, las familias se han desagregado a sus cuartos”, dijo el sociólogo.

“Los niveles de comunicación son casi nulos; cada quien se queda en su espacio individual y eso también podría estar incidiendo en los bajos niveles de satisfacción con los demás”, agregó.