Usuarios viven martirio en buses viejos, sucios y con desperfectos

Autobuses circulan con asientos desprendidos, llantas lisas y cucarachas

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11:30 a. m., miércoles 10 de agosto: al fondo del bus huele a orines y la puerta trasera fue clausurada para agregar dos asientos más.

De uno de los respaldares rotos se asoma una esponja sucia y llena de papeles de comida y basura. El campo de al lado no tiene respaldo y en los cojines caminan dos cucarachas.

La historia es real. Si quiere vivirla en carne propia pague ¢465 y espere el autobús AB-3395 de la empresa Station Wagon, que brinda el servicio entre las ciudades de Alajuela y San José.

Un recorrido realizado por La Nación y las denuncias de cientos de lectores demostraron que los usuarios de transporte público se la juegan todos los días en vehículos viejos, sucios y llenos de desperfectos mecánicos.

Además, el maltrato de los choferes, en especial contra los adultos mayores, es una de las denuncias más frecuentes en la Defensoría de los Habitantes y en la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep).

Según la Policía de Tránsito, dos de cada diez autobuses tienen las rampas en mal estado y eso dificulta el acceso a personas con alguna discapacidad.

Este año, el Consejo de Transporte Público (CTP) –encargado de las concesiones de bus– sacó 200 unidades de circulación porque ya habían cumplido su período de vida útil: 15 años.

Por último, la empresa de revisión técnica vehicular (Riteve) evidenció que el 47% de los autobuses de transporte público no pasan la primera inspección. Los mayores problemas están en frenos, rótulas, llantas y emisión de contaminantes.

“¿Cómo es posible que volvieron a subir las tarifas y no mejoran los buses? Están viejos y sucios, y los choferes maltratan a los pasajeros”, se lamentó Freddy Aguero, quien el miércoles pasado viajaba en un bus de Kurú de Purral hacia San José.

En la Cámara Nacional de Transportes, los empresarios arguyen que las tarifas son insuficientes para cumplir con la renovación de la flotilla.

“Los transportistas pasaron año y medio sin tarifas nuevas, después de aumentos de combustibles de más de ¢100 y tres aumentos de salarios. El reciente ajuste no compensó los gastos del servicio”, aseveró Maritza Hernández, presidenta de la Cámara.

¡Agáaaaaaarrese! En un recorrido por San José, la flotilla de autobuses es variopinta, desde el viejo Bluebird que se estaciona en Cuesta de Moras y que viene desde Tres Ríos hasta los nuevos vehículos de Autotransportes Desamparados y Magasoso, que brinda servicio a barrio La Cruz y San Cayetano.

En cambio, si se sube a un bus de la ruta 43, Paracito de Moravia, tenga cuidado con los frenazos.

El que circulaba por San José el miércoles anterior, a las 10:30 a. m., tenía la mayoría de los cojines de los asientos desprendidos y cuando frenaba los pasajeros tenían que agarrarse para no golpearse contra el asiento delantero.

“Viajo con la empresa Transportes Paracito. El problema cada día se acrecienta más, las unidades son extremadamente viejas y en mal estado, los varonazos ya son normales”, expresó Meli Vega, en la página de Facebook de La Nación.

En las paradas de la avenida 6 también es frecuente ver autobuses muy deteriorados, como los de la empresa Lared, que brinda el servicio a San Rafael Arriba y Abajo de Desamparados.

Según la Cámara de Autobuseros, esta firma en particular afronta una difícil situación financiera.

El CTP afirma que en los últimos años se ha dado una “importante renovación de buses”, pero acepta que solo tiene 10 inspectores para 900 rutas en todo el país, y así es difícil controlar el estado de todos esos vehículos. Colaboró Freddy Parrales, COrresponsal de La Nación