‘Uno no aprende hasta que se ve en una cama de hospital’

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Alfonso, José y Marlon yacen en camas del albergue del Instituto Nacional de Seguros (INS) en San José. Los tres vieron de cerca la muerte cuando se accidentaron en su motocicleta.

Convalecientes, todos coinciden en algo: pensarán dos veces antes de irrespetar una señal de alto o incluso en usar las aceras para esquivar una presa y llegar temprano a su destino.

“Yo, ahora que me pasó esto, lo que me quedan son nervios de andar en carretera. Uno no aprende hasta que se ve en una cama de hospital”, declaró Alfonso Alfaro, agricultor vecino de Upala, provincia de Alajuela.

Alfaro se fracturó la pierna derecha en tres partes al chocar contra un puente en Upala.

En la cama de al lado estaba Marlon Mathieu Esquivel, quien tiene varios años de ser cobrador en una funeraria.

El 8 de junio, a las 8:30 a. m., un peatón se le atravesó en la vía y el lo embistió.

Como consecuencia del accidente se quebró la pierna derecha y el antebrazo izquierdo.

“Uno se topa con imprudencias de todo tipo y no sabe cuándo le va a tocar. Hay que hacerse responsable de los actos como conductor y peatón porque yo usaba hasta la acera para no ‘comerme’ una presa”, reconoció.

A José Raúl Fallas, la oscuridad le jugó una mala pasada en una calle de la ciudad de Quepos, en el Pacífico central. No se percató de que había un árbol sobre la carretera y se fue a a estrellar contra él.

“Mi familia ya no quiere que ande en moto más porque en la zona de Quepos se ven demasiadas motocicletas.

”Hay mucha irresponsabilidad, todo mundo lleva el casco entre el brazo o no lo lleva. A veces van dos chiquitos en moto. Muy pocos sacan licencia, y como no llega el Tránsito nadie se preocupa por cumplir”, expresó Fallas en una camilla del albergue del INS, en La Uruca.

Los tres hombres ahora valoran más su vida, no saben si usar de nuevo una moto; sin embargo, para la mayoría ese vehículo es “el machete para sacar adelante la familia”, como dijo Alfaro.