Tres décadas de planes fallidos en transporte

Gobierno, exfuncionarios y transportistas tienen reclamos recíprocos

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Desde los años ochenta se sabía. Urge un sistema de transporte inteligente que permita la movilidad de personas de manera eficiente, ecológica y rápida.

Tres décadas han pasado desde los primeros bosquejos de ese ideal del transporte público, donde se idearon y ofrecieron al país, por lo menos, seis grandes proyectos.

Se trata de la división de las empresas de buses por sectores para integrar y troncalizar recorridos (traslados más directos); un tren eléctrico a Heredia; un sistema de tren urbano entre cuatro provincias (con estudio de factibilidad listo donado por España).

A la lista se suman las rutas intersectoriales, que el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) activó seis años después pero a medias; el proyecto de la Municipalidad de San José del tranvía metropolitano y un sistema de cobro electrónico para buses y tren.

El plan que surgió más recientemente es el de construir un metro para San José.

Para José Antonio Rivas, un usuario de bus en San José, con todos estos planes, lo que único que se ha hecho, es “dar palos de ciego”.

“Yo vivo en Aserrí y trabajo en Pavas y es toda una travesía llegar usando el bus. Las paradas de los dos buses están a kilómetros de distancia y, cuando me va bien, agarro el tren porque el bus nunca me deja a tiempo en la mañana”, dijo.

Leonardo Castro, experto en planificación del transporte, coincide, de alguna manera, con Rivas.

“El problema en Costa Rica es que se quiere poner la carreta delante de los bueyes. Antes de pensar en transporte masivo moderno se deben reorganizar las rutas de buses para alimentar los sistemas nuevos”, explicó Castro.

En su criterio, ya el país cuenta con todos los elementos para poner a andar un sistema de transporte eficiente.

Sin embargo, a esta apreciación del experto, representantes del sector y exfuncionarios públicos agregan otros problemas.

Entre ellos, hay reclamos recíprocos por inversión y mejoras, además de denuncias sobre intereses particulares que intentan incidir en las decisiones del Estado.

Las partes. Sebastián Urbina, viceministro de Transporte, ha dicho en varias ocasiones que en su gestión intentará reducir la burocracia del sistema, poner a funcionar el pago electrónico y fortalecer las rutas intersectoriales (porque hoy solo operan tres en San José).

Para lograrlo, afirmó, son necesarias las herramientas tecnológicas y la colaboración entre transportistas y Gobierno.

Los empresarios, por su lado, aseguran que ellos se preocupan por modernizar el sector y atribuyen a la falta de infraestructura, el hecho de que el sistema no funcione de manera eficaz.

“Hemos insistido en los carriles exclusivos para los buses. Eso permite reducir tiempos de recorrido. Con este nuevo gobierno sentimos buen ambiente y compartimos la visión del transporte que se quiere”, dijo Maritza Hernández, presidenta de la Cámara Nacional de Transportes (Canatrans).

El exjerarca del MOPT, Pedro Castro, responsable de la puesta en marcha de las tres primeras rutas de interlíneas, el año pasado, aseguró que las trabas para un transporte público eficiente son muchas y de diversas formas.

“Los principales obstáculos históricos son, primero, una enorme debilidad institucional del MOPT y del Consejo de Transporte Público (CTP). Hay muy poca gente y aun menos con formación apropiada.

“En segundo lugar, la permeabilidad externa en el CTP, tanto de empresarios de sectores y gremios, como política... muchas veces hay intereses particulares de por medio que han generado una tremenda desconfianza en la institución”, aseveró el exministro.

Johnny Araya, exalcalde josefino, coincide con Pedro Castro en que intereses políticos se traen abajo cualquier plan de transporte.

Araya cree que su propuesta de un tranvía en el centro de San José fue víctima de ese fenómeno.

“Me parece que el principal problema es la política. No hay suficiente conciencia de las autoridades de Gobierno del nivel de importancia del transporte público para el desarrollo”, expresó Araya.

Pese a estas circunstancias, Leonardo Castro insiste en que es momento de ejecutar los proyectos, pues ya están los estudios actualizados.

“Nada más las partes –Gobierno y autobuseros– deben dejar de lado la mezquindad y las ocurrencias y ponerse a trabajar”, consideró.

De acuerdo con sus estimaciones, el ordenamiento del transporte público no puede esperar más allá de cuatro años.

De lo contrario, dijo, “las calles solo serán un gran parqueo”.