Tilarán reconoció el aporte de Thelma Murillo al trabajo por la comunidad

El sábado 18 de agosto, el Concejo designó a esta profesora jubilada como ‘hija predilecta del cantón'

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En el Liceo Maurilio Alvarado Vargas su jornada laboral, a menudo, se extendía más allá del tiempo obligatorio porque ella tenía fuerza y ganas para apoyar a sus alumnos en actividades más allá de las aulas.

Cuando se jubiló, en 1985, dedicó tiempo no solo a cuidar a sus padres, sino también a servir instituciones del cantón de Tilarán como el hogar de ancianos y la Fundación Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos (Fundadolor).

La vocación de servicio y el derroche de energía de la profesora Thelma Murillo Mondragón explican por qué siempre estuvo anuente a participar en causas en beneficio del cantón de Tilarán, donde nació hace 75 años.

En reconocimiento a su labor, el Concejo tilaranense la designó, el sábado 18 de agosto, “hija predilecta del cantón” durante una sesión extraordinaria que se realizó en el gimnasio municipal y a la cual asistieron vecinos. Se incluyó como parte de una serie de actividades para conmemorar los 95 años del cantonato.

Sobre el homenaje, ella dijo, horas antes, que no lo recibiría “a título personal”. Agregó: “Lo voy a recibir en representación de todos los hombres y mujeres que han escrito páginas gloriosas en la historia del cantón”, creado en 1923 durante la administración del presidente Julio Acosta García (1920-1924).

Thelma Murillo, jovial y muy buena conversadora, explicó que el vínculo con el albergue de adultos mayores fue producto de su experiencia cuando se dedicó a cuidar a sus padres, Augusto Murillo (Guto) y Dolores Mondragón (Lola), ya fallecidos. “Aprendí con mi madre y con mi padre que los ancianos necesitaban, más que atención material, atención emocional”.

Tras ejercer primero como fiscala de la junta administradora de ese centro, asumió las tareas de administrarlo y fue en esta función cuando enfrentó un momento dramático: el 18 de julio del 2000, un incendio destruyó el hogar y cobró la vida de una veintena de personas. “Me marcó”, reconoció la profesora de Ciencias. Vino entonces la tarea de reponerse emocionalmente de la tragedia y encarar el reto de reconstruir el albergue. El edificio volvió a operar con todas las normas de seguridad requeridas por las autoridades.

Después de dejar la administración, en el 2004, no pasó mucho tiempo para que Murillo se enganchara en otro proyecto comunal. En el 2009 fue nombrada presidenta de Fundadolor -creada en el 2006- e impulsó la meta de dotar a esta institución de un edificio propio, lo cual se consiguió en el 2016.

Entonces, la dirigente ahora sí se retiró a disfrutar su tiempo libre en el caserío de Los Ayotes, en el distrito de Tronadora,.

“Ha sido fácil para mí involucrarme en proyectos comunales. Me enamoré de todos los proyectos que tuve a mi cargo", puntualizó.