La Sala Constitucional ordenó al Liceo San José callar los cuatro perros guardianes que vivían en las instalaciones de la institución, en Barrio México, San José.
Un pronunciamiento de los magistrados del 26 de agosto y dado a conocer en la semana pasada, obligó tanto al director del colegio, Adrián Carpio, como a la directora del Área Rectora de Salud Carmen-Merced-La Uruca, Carolina Guillén, a tomar las medidas necesarias para eliminar la contaminación sónica de manera inmediata.
Aunque una orden sanitaria del 2010 se refería al mismo asunto, esta nunca se cumplió.
La resolución de la Sala IV dio respuesta a un recurso de amparo interpuesto por un vecino del centro de educativo, Wálter Vargas Valverde, quien reclamó contra la excesiva bulla que generaban los animales. Según explicó Vargas, los problemas empezaron unos seis meses atrás, cuando los perros lo despertaban en la mañana.
“ Parece que el guarda los dejaba sueltos en las noches y en las mañanas los encerraban; entonces empezaban a ladrar como desquiciados a las 5 de la mañana, especialmente uno que era grande y peludo. Los otros gemían y gemían y así continuaban hasta las 7 a. m”, relató Vargas.
Según contó el vecino, acudió al Ministerio de Salud, al Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) y al propio colegio, pero nunca se resolvió el problema.
Guillén, del Área Rectora de Salud Carmen-Merced-La Uruca, afirmó, vía telefónica, que no había recibido ninguna resolución al respecto y, por lo tanto, no quiso referirse al caso.
Sin embargo, el subdirector del Liceo San José, Ricardo Hernández, aseguró que el colegio ya tomó las medidas necesarias para corregir el problema.
“Los perros ya no están; fueron entregados hace 15 ó 22 días. Uno fue a la casa de un alumno que lo quería, y los otros fueron enviados a un albergue. Nosotros recibimos la notificación y acatamos la orden de la Sala”, dijo Hernández.
Vargas indicó que recibió un comunicado para informarle de que los perros fueron adoptados o trasladados a un refugio en Heredia.
Caso polémico. En noviembre del 2010, la directora del Área de Salud de Pavas, Irina Selyukoba, ordenó a una vecina de Rohrmoser extirparles las cuerdas vocales a sus cinco perros porque hacían mucha bulla y molestaban a los vecinos.
La orden de Salud despertó las críticas de las protectoras de animales, quienes alegaron que esa medida era cruel e inhumana.
Por ello, poco tiempo después, las autoridades desistieron de la medida y en su lugar ordenaron el decomiso de las mascotas.
El Reglamento para la Reproducción y Tenencia Responsable de Animales de Compañía establece que los dueños que incumplen con las normas establecidas en cuanto a la tenencia de mascotas, recibirán una amonestación por escrito.
Sin embargo, también indica que, si el problema no se corrige, lo correspondiente es la ablación de las cuerdas vocales de los animales o el decomiso de estos.