Reforestar la trocha fronteriza ya le significó al Ministerio del Ambiente y Energía una inversión de ¢150 millones.
Según un reporte enviado por la Casa Presidencial, en la ruta fronteriza 1856 ya se sembraron 27.000 árboles con especies variadas, según se trate de zonas altas o húmedas.
Por ejemplo, en las zonas más altas se sembraron botarrama, almendro, corteza amarilla, roble coral, laurel, malinche, cenízaro y gallinazo.
En cambio, en los sitios más húmedos y que bordean el río San Juan se cultivaron cedro, roble de sabana, pilón y espavel.
Según el Gobierno, para alcanzar 27.000 árboles se necesitaron 19 jornadas de siembra y unos 700 voluntarios. El trabajo es coordinado por la Comisión de Desarrollo Forestal de San Carlos (Codeforsa) y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
Las comunidades fronterizas con Nicaragua beneficiadas con el proyecto son Delta Costa Rica, Trinidad, boca del río San Carlos, Cureña, Remolinito, boca río Infiernillo, Tiricias y Mojón 2.
“Este tipo de proyectos son de gran importancia para nuestro país, puesto que estamos reforestando especies que no solo aumentan la belleza de esta zona, sino que la convierten en un verdadero corredor biológico”, manifestó el vicepresidente Alfio Piva, durante una visita a la zona.
El año pasado, asociaciones ambientales en Nicaragua aseguraron que la construcción de la trocha provocó daños en el ecosistema de la zona fronteriza.